jueves, agosto 25, 2005

Iluminaciones


El Barco Ebrio

....

Yo, barco perdido bajo cabello de las ensenadas,
arrojado por el huracán al éter sin un pájaro,
yo, cuyo armazón ebrio de agua no hubieran rescatado
ni los monitores ni los veleros de las Hansas;

libre, humeando, provisto de brumas violetas,
yo que perforaba el cielo enrojecido como si fuese un muro,
que llevo confitura exquisita para los buenos poetas,
líquenes de sol y mocos de azur;

yo que corría manchado de lúnulas eléctricas,
yo, tabla loca, escoltado por negros hipocampos,
cuando los meses de julio hundían a garrotazos
los cielos ultramarinos en los ardientes embudos;

yo que tembaba oyendo gemir a cincuenta leguas
el celo de los Behemonts y los Maelstroms espesos,
hilador eterno de las azules inmovilidades,
¡añoro la Europa de los viejos parapetos!

¡He visto archipiélagos siderales e islas
cuyos cielos delirantes están abiertos al viajero!
¿Es en estas noches sin fondo donde duermes y te exilias,
oh millon de pájaros de oro, oh futuro vigor?

¡Pero, en verdad, lloré demasiado! Las albas son desoladoras.
Toda luna es atroz y todo sol es amargo:
el acre amor me llenó de torpores embriagantes.
¡Oh, que mi quilla estalle! ¡Que me hunda en el mar!


A. Rimbaud.

Como los llantos han sido uno de mis temas por estos días, y de pronto recordé este pedazo de vida prestada, la de Jean Arthur, el niño, el vidente, el poeta maldito, el traficante de armas, el destructor de familias, el creador de ilusiones... de iluminaciones; me volví hacia la idea de llorar, hacia la tristeza, hacia el sufrimiento, causa última del llanto.

Hermoso dice Rimabud que mucho ha llorado, a veces a mi también me pasa y siento que mis llantos han sido suficientes, que de vuelta de esta vida, muy poco queda por llorar; pero su desconsuelo, su frontal llamado a la muerte, su entrega al desgano sin embargo, me hacen otra vez sentir el dolor, ese que no es imaginario, como el de Parra, ese que es de verdad, ese dolor que te hace llorar, ese mismo me lleva al llanto otra vez, ya que ese desamor ... el que de cansancio detiene la vida entera, vuelve nuevamente... a llenarme los ojos de agua y de sales.

Y de pronto como llevado por este barco ebrio, despierto en que mi llanto no ha sido demasiado... aún me queda mucho por llorar, que aún me queda mucho por doler, que aún me queda mucho por sufrir, que aún me queda mucho por vivir ... o al menos ese es mi deseo.

3 Palabras :

Blogger Luciana Dice que dijo...

Rodrigo: No te había comentado nada y no porque no hubiera leído. Gracias por postear con la referencia a Rimbaud. Esto de ponerse a blogguear ha despertado de nuevo mi cariño por los libros y las letras, así que es super bueno que remitas a la fuente
un abrazote
M.

11:53 a. m.  
Blogger Rodrigo Z. Dice que dijo...

Bueno estimada señorita, la verdad es esto estoy tan a ciegas en lo técnico, que mi afán de poner un link oculto entre las mismas líneas del texto, es algo que no domino, pero el link al menos está....
vaya, descarge y lea.

12:12 p. m.  
Blogger Indianguman Dice que dijo...

Vivir, llorar, temblar, reír. Todo en el mismo paquete. Se toma o se deja? Se toma no más!!! y echándole pa´adelante...

Saludos, y gracias por la inspiración. Desgarrador el poema.

1:59 p. m.  

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