martes, junio 16, 2009

De vuelta a la muerte....


A veces la vida arroja piedritas en mi ventana, decía Don Mario... y juntos, como por un sortilegio divino morimos una mañana de sábado... seguramente él menos frío y un poco más acompañado.

Desde que dejé este camino, he tenido derroteros que nunca imaginé; la vida ha sido rica en experiencias, en momentos, en espacios, en vivencias. Mas el camino recorrido me cobró tan alto precio, que hoy muerto... ya que pagué con mi vida; de la última brasa de ceniza que me queda, intento que este frío viento blanco, haga renacer la flama ..... o finalmente, la mate para siempre.

Subí la montaña y bajé la montaña, crucé un par de ríos... reí con algunos, lloré con casi todos....

Hoy mi cuerpo entero, aun muerto duele... y más allá, sufre.

Sangran mis pies, de tanto andar atéridos y descalzos; mi piel arde, se hincha, enrojece, pica como mil hormigas que danzaran alegre por mi muerte estuvieran siempre sobre mi...
Mi estómago sangra, convulsiones de dolor acompañan los coágulos negros de mi muerte; mi boca solo arroja torrentes sanguinolientos que colorean mi ropa, mis sábanas... mi piel adormecida.
Mis dientes, los pocos que quedan duelen... rojo furioso sale de mis labios y mis encías, haciendo que el rio de baba escarlata nunca cese de esccurrir.

Mi cara en costras rojas, se enmascara de luto, para intentar ocultar las lágrimas, que cada vez menos; ruedan por mis mejillas.

Mi mente, torcida, sola, loca, ciega y boba; lucha una batalla solitaria por intentar convencerse que ya no murió; mi ego infinito ... finalmente cayó, junto conmigo... no sin dejarme. La mente y mi ego, son centinelas de esta mi última morada...


Mi corazón... ese ya no existe, ni siquiera recuerdo si alguna vez existió.


Hoy desde la muerte, desde la sima más oscura de mi puta vida... destellos, espasmos, estertores, de luto repletan mis días; hoy en esta muerte tan oscura... ya ni las piedras llegan a mi ventana...

Hoy muerto y enterrado, aún espero renacer.... mi última gota de luz, casi ciega y sin brillo, tiene infantiles esperanzas de vida.

Mas yo creo que esta vida ya acabó y si he de vivir nuevamente... he de intentar resucitar.