martes, enero 03, 2006

Festividades: expectativas y aprendizajes.



Por ahí, con los años y con algo de eso que llaman madurez, he revisado y asimilado bastante el tema de las expectativas: todo un “hit-ideológico” desde hace ya unos 5 años. En medio de crisis existenciales (o de expectativas), entendí que preconcebir ideas acerca del curso de las cosas e incluso esperar resultados en base a merecimientos, comportamientos o alguna suerte de justicia divina, necesariamente lleva a la infelicidad, de una u otra forma, aprendí por mi mismo, la segunda noble verdad.

Sintomáticamente desde hace ya unos buenos años las festividades de año nuevo (y muchas otras en general, para ser honesto) han sido motivo de “sufrimiento”. Recuerdo el año 2000, cuando planifiqué casi dos semanas el “carrete” correspondiente, que sin mayores inconvenientes se vino al piso tan solo un par de horas antes de la celebración. Desde entonces casi todos los años han tenido “pequeños imponderables” que han hecho de las celebraciones, momentos más bien para olvidar que para otra cosa.

Sin ir más lejos, el año pasado, soltero formalmente por primera vez desde 13 años, con dinero disponible, auto todavía en mi poder, mi hijo en casa de sus abuelos maternos fuera de santiago, departamento solo, y toda mi gran disposición a la juerga, no fueron suficientes para una buena velada y a eso de las 4 de la madrugada estaba en mi cama (solo ¡), lúcido y sin sueño, pateando la perra de mi mala suerte o poco acertada elección del evento festivo en esa fecha.

Hace solo una semana atrás, planificaba la cena de año nuevo en mi casa, convoqué a mis padres, de paso por santiago, a mi hermano y su familia, a mi tía regalona, todos los cuales sumados a Gabriel, formaban el marco perfecto para un “familión” de fin de año. Desestimé otros planes, eludí invitaciones, no busqué fiestas ni eventos masivos, y orienté mis expectativas hacia un ordenado fin de año en casa.

Tan solo el jueves casi de madrugada me enteré que unívocamente y a su arbitrio mi cónyuge (ex-pareja) había decidido llevarse a Gabriel nuevamente este año a pasar estos días con sus abuelos fuera de la capital (tema aun pendiente de discutir…..). Como el llamado lo recibí algo tarde, par ser sincero me vine a enterar realmente de las implicancias emocionales, solo el viernes por la mañana. Mi gran razón de permanecer tranquilo en casa era que pensaba pasar un año nuevo con mi retoño, en un quitado de bulla ambiente familiar, mis padres y mi hermano, son muy lejanos a la fiesta y esta velada tendía necesariamente al abrazo y la cama (esta vez con Gabriel).

Luego, en mi tristeza por mi expectativa truncada, comencé a sopesar las repercusiones de no estar con Gabriel. Mi interés por permanecer tranquilo en casa, se fue lentamente desvaneciendo y mi templanza para asumir la cancelación de la cena en mi casa fue, también lentamente, aumentando. El mismo viernes por la tarde, cuando había decidido enfrentar a la familia para decirles de mi decisión de cancelar el evento festivo en mi hogar; al llegar a casa, me encuentro con que mis padres, de visita en casa de mi hermano, luego de una cruenta lid con mi cuñada, habían evaluado el abandonar dicha casa, no asistir a mi convocatoria y volver a su casa de campo a pasar un año nuevo solos sin la presencia de su “no-era”, más bien llamada mi cuñada.
Entonces vi que el mundo me quería decir algo….., mas a las 17 horas del viernes pensé que mis planes de sumarme a un evento donde algún conocido acompañase mi humilde soledad eran casi nulos. Mi partner, de viaje a la playa con su “amiga” (ex-señora), de primera me señaló de sus planes en compañía y como el violín no se me da muy bien, pensé en tocar otra puerta; un par de correos, a amigos que no contestaron el teléfono fue un desesperado intento por sumarme a las festividades en compañía (consideraba patético salir solo a “carretear” en estas fechas), correos de los cuales aún hoy no tengo respuesta. Luego casi en la puerta de mi casa, y con grandes aprensiones, llamé a una amiga, que tenía planes ya hechos, para mi desconocidos, los que ante mis desconocimiento (normalmente soy muy poco preguntón) rangeaban desde una festividad cuasi familiar, hasta una romántica velada con su “pinche” (como ella de dice). Finalmente y para mi suerte, todo el rango que supuse tendría ella dentro de su planificación estaba fuera de lugar, y su respuesta fue muy motivadora, tanto que desde este llamado emprendí anímicamente un viaje hacia el puerto principal: ella celebraba en Valparaíso.

Pequeños escollos fácilmente eludidos como la falta de locomoción hacia la costa o dinero efectivo con el que contar, fueron hechos que se sumaron con fuerza a mi convicción de ir por “el camino correcto”.

Sin planes preconcebidos me arrimé aun grupo de 7 chicas muy guapas, hecho absolutamente inédito en mi ajetreada historia, que solidariamente compartieron sus alegrías conmigo en estas fechas; con una agenda programada de muy buen nivel, una cena excelente, fuegos de artificio (los mejores de Sudamérica…) y una fiesta tecno-trans-tropical de última generación a orilla de mar en un ambiente paradisíaco, coronaron una noche, o más bien una jornada, que hace años soñé con tener.

Este año nuevo comenzó con sonrisas de buena gana, continuó con bailes y suertes por montones, alegrías, gratas sensaciones, resacas armónicas y festivos viajes. Conocí gente linda, chicas guapas, ambientes nuevos y novedosos espacios.

Este año nuevo, que de nuevo tiene tanto como cada amanecer, comenzó con el pie derecho en fiesta alegrías y amaneceres.

1 Palabras :

Blogger smoked eyes Dice que dijo...

aprendi hace poco a no planificar casi nada, cuantos sinsabores me he ganado llevando el detalle de lo que haría, de las variables, hasta de lo que los otros debian hacer. Este fue un fin de año loco...yo sola en medio de una plaza cerca del mar... miles de personas a mi alrededor y... yo sola. absolutamente. Me encantó esa soledad en medio de todos, me sentí en paz...luego vinieron los amigos, el baile, el ron, los abrazos, los chistes estúpidos y una sonrisa en mi boca intentado dormir en mi cama cuando comenzaba a amanecer

8:43 p. m.  

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