lunes, enero 23, 2006

Rosas a los Cerdos: o la magia de dar por amor


Muchas veces he vuelto en este tema, he repasado en mi corazón o re-cordado (como Don José indirectamente me “recordó” hoy) el tópico de darles rosas a los cerdos, de arrojarles perlas en su asqueroso barro; y tantas veces como he recogido la idea, he revalidado mi humilde visión de esta frase: la cual me parece uno de los dichos más egóticos de que tengo memoria.

Primero está la calificación peyorativa del cerdo, que apunta básicamente a su incapacidad de apreciar la diferencia entre la mierda y las perlas, entre el barro y las rosas, situación que para mí, chancho recalcitrante, aparece al menos cuestionable. Los chanchos son los seres vivos (no primates), con el aparato intestinal más similar a los humanos y por ello, muy probablemente su capacidad de discriminar los diferentes sabores ha de ser muy similar a la humana, y de seguro incluso con mayor sensibilidad (los animales siempre están un paso más allá que los humanos, en los aspectos puramente sensoriales). Por otro lado la capacidad de apreciar tal o cual evento, situación o fenómeno, es inherente a todos lo seres, y es solo “la pequeña mente” la que califica y jerarquiza la validez de cada una de estas apreciaciones.

En este contexto para un futbolista, sería imposible “apreciar” una acción del arte conceptual actual, ya que éste es un cerdo que solo trabaja su cuerpo y no emitirá una “opinión válida” al respecto del arte; para mí, si él solo dice que es “raro” o incluso si guarda silencio, son sus propias apreciaciones y son tan valorables como la del más experto crítico contemporáneo. Para un actor, por ejemplo, podríamos decir que es imposible apreciar la belleza de un teorema matemático, ya que él solo vive en la subjetividad del arte y es incapaz de erigir validamente una apreciación matemática del mundo; yo científico, creo lo contrario.

Luego, está el hecho de pensar que se “desperdician” las rosas al entregárselas a cerdos. Que las piedras preciosas se pierden si no están estratégicamente ubicada en el cuello de una hermosa mujer, que los “manjares” se botan si no los comen experimentados, notables y nobles comenzales, que puedan “valorar” lo que se está comiendo. Que no es posible que una perla siga siendo bella, inmersa en un chiquero de marranos. Que si no está el ser “apropiado”, el mensaje carece de sentido. ¿Qué cosa que se entrega con el corazón es un desperdicio?, ¿fue acaso un desperdicio la vida del “Ruiseñor” en el cuento de Oscar Wilde?.

Quien se puede atribuir la prerrogativa de determinar cuan apropiado resulta tal o cual destinatario para los mensajes (o perlas) que se lanzan al espacio. Si el amor hay que entregarlo sin esperar a quien llega, como guardar este tesoro solo para los “apropiados”; para mí el tesoro se entrega y cada cual, según sus capacidades, intenciones y actitudes le da el valor que estima conveniente. Por ello para un indio, una cuenta de vidrio puede ser un gran tesoro, o para un isleño, un plato de arroz puede ser más valioso que una langosta.

Pero hemos de distinguir el mensaje en sí, del mensaje que queda en cada retina que lo lee. Hay que diferenciar entre las rosas y el sabor que pueda generar en un ser en particular. El mensaje hay que entregarlo como un acto de amor, y solo queda que al lector, (receptor – cerdo), esta idea le haga sentido y prenda en él alguna emoción, sensación, lección u opinión, que de a poco le ayude a abrir los ojos; pero este “clic”, este “darse cuenta” siempre está más allá de nosotros y que el cerdo entienda (lo que sea que entienda, no lo que nosotros quisiéramos que entendiese) es parte de un acto de magia universal de la cual escapamos totalmente.

Para mí, no hemos de limitar nuestras entregas, realmente no importa a quien le llegue, lo importante es que los mensajes sean de buena fe, y provengan de la conciencia, que realmente sean rosas, sean perlas, sean rubíes... verdaderos diamantes. Que nuestros discursos, nuestras ideas, nuestras opiniones, nuestro amor, nuestros gestos de cariño, nuestros actos provengan directo del corazón, y se entreguen sin importar a quien llegan realmente. Cuando nuestras acciones provienen de la conciencia del corazón, dichos como “dar la otra mejilla” cobran verdadero sentido y así le entrego mi amor hasta a mi propio enemigo. Cuando actuamos guiados por la magia del amor, entregamos con respeto y cariño rosas a los cerdos, poesías a los militares, camarones a los indigentes; y solo queda esperar que tengan “un muy buen provecho” (sea éste el que sea).

“Yo nunca equivoco el camino, por que solo ando por amor a los pasos”
A. Jodorowsky.

7 Palabras :

Blogger Xiao Mei Dice que dijo...

que hermoso post el tuyo, creo que el problema de todo nosotros (me incluyo ya que a veces tambien he caido en eso) pasa por un tema de egos, la maldita necesidad de la aceptacion ¡de acertar en todo!
a veces tambien he sentido que le doy perlas a los cerdos y cuando me doy cuenta que la reaccion, la respuesta es la que yo esperaba pero falsa siento que me estan dando las perlas a mi (espero que se entienda, a veces soy media enredada).
El punto creo que es entregar sin destinatario, quien lo reciba es porque lo quiere y lo merece.

saludos

PD: gracias por tu visita en mi blog

2:40 a. m.  
Blogger Rodrigo Z. Dice que dijo...

Irreal?? Don David.

Sólo el amor es real, sea el que sea.

Para mi la "pequeña mente" es la que impone este aspecto "irreal" del amor... el que no tiene retribuciones, el que no pide nada a cambio, el que ama a su enemigo.

Por ahí su frase, me recuerda la de una muy amiga que me señalaba: "él no me quiere como yo a él.... él no valora mis sentimientos".

Yo creo y se lo dije, que ella tampoco lo quería como él a ella...

Pero si he de confesarle que es un "rudo camino" el querer sin esperar, el de ejercer el derecho de amar, tal como un campo de fuerza que se expele como el aire hacia el cosmos.

R.

10:52 a. m.  
Blogger Indianguman Dice que dijo...

Siempre será mejor darle perlas a los chanchitos que no darle nada a nadie...

Saludos!

1:12 p. m.  
Blogger Rodrigo Z. Dice que dijo...

Usted señorita Indoamericana habitante de tierras extranjeras (que parece estár más cercana), ni siquiera necesita decirlo, sus generosas letras, las entrega con tan lindo afán ... son siempre agradecias (no siempre hacho expreso) por este humilde porcino.

Un abrazo.

R.

1:23 p. m.  
Blogger Rodrigo Dice que dijo...

Saludos tocayo...coincido en extenso...por amor a los pasos...

sobre la libertad...algo que presento en mis clases de ética...de pronto, no podemos elegir lo que nos pasa, pero si somos libres de responder a aquello que nos pasa..

saludos fraternos

3:45 p. m.  
Blogger Shi Ho Dice que dijo...

LINDO LINDO LINDO..... SABIO


He renunciado a tal cualidad propia de los humanos, COMER CADÁVERES, "necrófagos apegos son y cruento atentado hacia nuestra propia especie, razón por la cual comenzamos a oxidarnos y enfermarnos.

VERDAD, BENEVOLENCIA Y TOLERANCIA, que ha de ser en Chino; ZHEN, SHAN, REN...

Cultivando perceverantemente estas tres virtudes... El cielo en la tierra se te presentará y desde ahí evolucionarás.

Un abrazo ZHEN

5:51 p. m.  
Blogger Rodrigo Z. Dice que dijo...

Fide:

Yo también he renunciado, en el camino del desapego, mas sin fundamentalismos; y de apoco y con esfuerzo espero (sin espectativas) tenar algún resultado.

Sophos:

Muy interesnte concepto de la retribución, de los valores y las escencias.

Don David:

También interesante la ascepción que hace del dicho citado, y efectivamente me parace mucho más "humano" en un contexto de relación de parejas, pero como bien señala, mi texto va más por el lado de Sor Teresa (al menos en el texto...)

Un abrazo a todos...

R.

10:20 a. m.  

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