domingo, diciembre 24, 2006

Felicidades


Navidad:

¿Qué celebramos hoy?

Natividad,

Nacimiento,
Creación,

Florecimiento....

¿Qué regalamos hoy... y que entregamos de vuelta al universo?

Espero que: Felicidad, Dicha, Armonía y Amor. Sean parte de su carta navideña y de su amorosa entrega…




Yo por mi parte, les agradezco de corazón, la dulce entrega de su compañía, la grata tibieza de su comprensión, la afable armonía de su cariño, las palabras, las sonrisas, las caricias, los regalos…


Muchas felicidades para ustedes en estas fiestas.
Que la dicha inunde sus corazones, la tranquilidad empape su mente y el amor colme su espíritu….
De corazón.
Rodrigo

lunes, diciembre 18, 2006

La muerte y la justicia


Como muchas veces me pasa, que del camino pierdo atención, me quedo dando vueltas en ciertos hitos que de vez en cuando, prenden en ideas que quisiera compartir más allá.

Hace tan solo unos días, ocurrió la muerte de un controvertido personaje nacional, y bastante se habló de justicia. Hace algunos menos, ocurrió la muerte de Igor, un pequeño niño en Iquique, y nuevamente, al menos para mi aparece la idea de justicia. Y por ello, he necesitado compartir algunas alocadas ideas acerca de este concepto.

Según la REA, la justicia se define como:(Del lat. iustitĭa).
1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.


Luego me nace preguntar, ¿quién determina lo que me corresponde o me pertenece? ¿La justicia? No es acaso un “loop”… Entiendo que existen algunas cosas o derechos, que la sociedad ha establecido como “justos”, y que corresponden normalmente a comunes acuerdos para ordenar la vida cotidiana. Sin embargo, cuando el asunto no es tan “claro” como cuando me roban un auto o matan un ser querido, la justicia se vuelve un tanto confusa. Y más aún el sentido de justicia.

Para mi la justicia nace exclusivamente en la mente, en la idea de pertenencia, en la idea de correspondencia. En que hay cosas, seres, espacios, momentos, que me pertenecen, que son míos, de mi propiedad. Así como que a un cierto acto le corresponde una respuesta única y esperable.

Cuando se entiende la vida como un todo, de conexión infinita con todos los seres, con todas las cosas, con los elementos, se comprende que nada realmente me pertenece, nada es solo mío, nada es estable e imperecedero, todo es flujo, de inteligencia y energía, se comprende que aún el tesoro más precioso es “prestado” y a lo más nos tocará responder por su administración. Mi hijo puede morir, mi inteligencia perderse en una tina resbalosa, mi virilidad, en una riña callejera.

Así mismo se tiende a pensar que un acto bueno, ha de traer otro igual; que el respeto se debe responder con respeto; que si planto, cuido y riego, tendré frutos seguros; que si me porto bien el viejo pascuero me traerá mi regalo de navidad, por humilde que éste sea…. mas todos sabemos que no es así. Que el respeto no se responde igual, y a una rosa, muchas veces se le responde con una bala.

Sin embargo, como el cambio más importante es el que ocurre dentro de tu corazón, hoy intento dar sin esperar, y cuidar sin apresar, y cultivar sin vender el fruto antes que siquiera nazca. Así, si la planta no nace, pero hice mi mejor esfuerzo, igual sentiré su alimento; si doy mi respeto es por que tengo para darlo, así como mi amor y mi compañía. Nada ha de entregarse, que no se quiera realmente con el corazón y sin medir moneda de cambio alguna.

Creo que esa moneda de cambio, esa retribución, es una suerte de consuelo mental, que el mismo corazón, profundo y honesto, no entiende, ni necesita. Y ahí reside la justicia.

Cuando se da todo, no queda nada para que te paguen. Cuando se camina por amor al camino, nunca estamos equivocados.







Por ello para mí, la justicia a nivel de conciencia, es absolutamente improcedente. Cada cual responde por lo suyo, ante su propia consciencia. El dictador, la madre, el hijo y nosotros.