viernes, febrero 24, 2006

Comunicaciones y viajes: cuento (Final)


Sin embargo, si bien ninguno de ellos sabía nada del otro, de común acuerdo y más allá de las palabras, él la condujo hasta el auto y se ofreció a llevarla hasta su casa, dada la gran deferencia y solidaridad mostrada, pensó. Ella se dejó conducir hasta el asiento del copiloto y no enunció palabra, ni siquiera cuando este emprendió la marcha. Los esfuerzos de él fueron grandes para hacerle entender sus intenciones, que pensó habían dado frutos, cuando ella gentilmente le señalaba la ruta que el vehículo debía seguir. Mas luego de un rato de andar, él se dio cuenta, en vista que la ruta conducía a las afueras de la ciudad, que no era a su casa donde lo estaba guiando. Al notar esto, y con fuerte reminiscencias del miedo de hacía tan solo un momento, detuvo el motor e intentó, con todas sus ganas, entender que quería o pretendía esa joven mujer.

Su sorpresa fue mayor, cuando al cabo de unos segundos, ella había desabrochado su blusa, y ofrecía su hermoso pecho descubierto, entregándolo gentilmente y con humildad a este desconocido. Sin mediar mayores reflexiones y entusiasmado por la enorme carencia afectiva de estos meses de viajes, aceptó alegremente el generoso ofrecimiento y poco a poco sus labios comenzaron a recorrer el frágil cuerpo de la joven. Comenzaron las caricias, que fluían en ambos sentidos y con oriental parcimonia ella se apasionaba más y más a cada momento. La desnudez de ella asomó como el sol en la mañana, encandilando por su belleza; y él, imitó con cuidado el despojo de su ropa.

En medio de la sorpresa y el goce, que normalmente se incrementa cuando se vive en momentos inesperados, los labios de él se acercaron hasta los de ella, en espera de encontrar esa sublime forma de comunicación, como es el encuentro de los labios de los amantes. Mas la sorpresa no cesaría su marcha, cuando ella tan gentilmente como entregó su cuerpo, negó con determinación el roce de sus labios. Algo raro sintió él, como que de pronto su sueño de conexiones místicas, caía nuevamente hasta la desolación, como era el común en esos días.

Finalmente y sin entender bien nada de nada, se vistieron y emprendieron la ruta de vuelta hasta el mismo punto donde habían iniciado el camino. Único lugar que él imaginó apropiado para finalizar este misterioso encuentro íntimo, pero lejano.

Al día siguiente, y de modo casi calcado, sin la presencia esta vez de los matones callejeros, a eso del atardecer apareció la muchacha, que sin ninguna palabra en cuanto él comenzó a recoger y ordenar sus pertrechos en el automóvil, se sumó a sus esfuerzos, los que una vez concluidos terminaron con ella sentada en el mismo asiento del día anterior. Demás está decir, que la escena de amor se repitió exactamente igual al día anterior, mas esta vez con mucho menos sorpresa y con menos palabras, o intentos de ellas.

De alguna forma inexplicable, se generaron una suerte de rutina diaria durante toda esa semana; pero el día antes que él retomara su camino para cumplir las metas de ventas establecidas, las que necesariamente pasaban por cambiar su ubicación actual de trabajo. Él se esforzó en intentar hacerle entender que mañana ya no estaría en aquella esquina por la tarde y que sus planes eran viajar a Toyama, en la costa norte de Japón, tan pronto como el sol apareciera, a eso de las 5 de la mañana. Esa tarde aún con muchas más palabras que los demás días, su sensación de desolación fue inmensa y la soledad del viaje, tomó un lugar en lo más profundo de su ser.

Nuevamente, siguiendo la rutina de desconocimiento habitual, la mañana siguiente cuando cargaba sus cosas para continuar su camino, con el alba aún a unos minutos de distancia, en la puerta de su hospedaje apareció ella, triste como nunca la había visto; esta vez eso sí le pareció más pequeña y algo más joven de lo que recordaba su memoria de hacía solo unas horas atrás.

Con extrema humildad, lentamente se acercó hasta él, que de súbito detuvo sus maniobras. Y sin mediar palabras, lo ayudó tal como en las otras ocasiones, a ordenar y cargar su vehículo. Una vez cargado el automóvil y mirándose frente a frente, por primera vez el silencio se hizo realmente incómodo, una barrera infranqueable de lejanía y soledad. En la convicción del desconocimiento, él lentamente le ofrece una reverencia y le alarga la mano, en señal de despedida; mas esta vez la mirada de ella rápidamente comienza a nublarse de lágrimas y cuando la mano estirada aguardaba ya por un segundo, su llanto se hizo enorme y de un salto, lo abrazó y caló sus labios profundos en los de él. Un intenso beso selló un camino de comprendidas incomprensiones, y tan misteriosamente como apareció, entre lágrimas, corrió alejándose de él.

Una vez en el auto, y en la sorpresa de este sueño de casi seis días, una extraña sensación se posó en su estómago y en cuanto arrancó en marcha, sin gestos de dolor, una sola lágrima recorrió lentamente su mejilla.

viernes, febrero 17, 2006

Comunicaciones y viajes: cuento (II parte)

Muy de a poco comenzó a aprender algunas palabras, perdón, por favor y gracias, fueron las primeras de su vocabulario, que eran el protocolo mínimo necesario para cualquier atisbo de acercamiento humano. Y así con solo estos tres kanjis comenzó a vender sus joyas en las más diversas ciudades que rodeaban a Tokyo.

Demás está decir, que sus peripecias comunicacionales fueron variadas y consistían básicamente en gesticulaciones múltiples y un sinnúmero de ademanes de conocimiento internacional, que le servían para hacerse entender. Sin duda para él, actor natural, por un período de tiempo le pareció hasta divertido este agotador ejercicio, pero al cabo de las semanas, cuando el escenario no acababa de ser el mismo, el cansancio y la desolación se hicieron cada vez más latentes, y poco a poco, esa alegría única que lo caracterizaba comenzó a esfumarse.

Una de esas tardes, donde a soledad marcaba uno de sus puntos más intensos, le pareció ver que una joven muchacha fijaba sus ojos en él. En primera instancia no le pareció nada fuera de lo común, ya que su porte, bastante mayor a la media de los japoneses y su apariencia occidental, eran normalmente fruto de acuciosas observaciones. Mas esta vez, le pareció algo diferente.

Ya al atardecer, notó como violentamente, tres hombres con pasos decididos se acercaban rápidamente hasta su lugar de trabajo, el que normalmente consistía en una mesita estratégicamente ubicada a un costado del vehículo que conducía y sus joyas ordenadamente dispuestas cobre ella. La violencia inusitada que supuso en estos personajes, se le hizo evidente, cuando oyó que gritaban y vociferaban sonidos que él jamás entendería. Los gritos, que cada vez se hicieron más fuertes, dieron paso a los empujones y algunos golpes, que finalizaron por descontrolarlo cuando la mesa y sus joyas rodaron por el piso. Al ver los sendos tatuajes en sus agresores, se percató que correspondían, según le habían advertido, a yakuzas, grupos gansteriles organizados, que tenían el total dominio de las calles de la mayoría de las ciudades de japón. Solo pidiendo perdón (por algo que realmente no sabía que era), de rodillas y aceptando los gritos, golpes y rotura de sus elementos de trabajo, como una hoja aferrada a su rama bajo un fuerte viento de otoño, el mayor susto de su trabajo pasó como una eternidad frente de él.

Luego del alboroto público, y con el miedo instalado fuerte en su corazón, emprendió el lento trabajo de recoger su mercadería, arreglar como pudo sus herramientas y subirlo todo a su auto, para marchar en rumbo a la posada donde alojaba en esa ciudad. Mas en ese momento, cuando recogía sus joyas y el sol se había ocultado totalmente tras la montaña, apareció la chica que había visto en la tarde, y tan lento como él, comenzó a ayudarle a recoger el reguero esparcido en la acera. La extrañeza ante la presencia de la chica, a su lado, ayudando, lo dejó realmente impactado y como pudo intentó comunicarse con ella, mediante señas, como lo había hecho con otras personas. Pero esta vez fue todo intento infructuoso, luego de casi quince minutos, ni siquiera le había dado a entender su nombre y viceversa.

miércoles, febrero 15, 2006

Haiku


Esta atlántica musa, con sus juegos en cadenas de poesías, me lleva sin tocarme; y sin ser invitado, acepto la invitación a soñar en Haikus.

Cada jugador invitará a sus participantes, indicándoles las reglas del juego y avisándolo en su blog. El invitado iniciará su composición con la frase "pivote" del participante anterior, quien deberá resaltarla con cursivas y en color rojo.
La forma será de tanka (tipo de poesía tradicional japonesa.) La forma tradicional consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas. Un tanka puede ser un texto, dividido en cinco partes, usando treinta y una sílabas o menos, permitiendo que fluya la prosa poética dictando la longitud de las líneas que quedarán separadas por signos de puntuación. (La disposición de las sílabas puede ser irregular pero siempre conservando el mismo número de versos)
El invitado elegirá la unidad rítmica que prefiera.
Debe existir el concepto de ‘pivote’, o eje del poema: en algún punto en la tercera línea va a existir una imagen que relaciona o liga las dos primeras líneas con las dos últimas. El tema será libre.

El “pivote” que ha dejado Laura es: "Laberíntica"


Laberíntica,
marcará mi camino
la ruta vital,
del amor a los pasos
manarán alegrías

martes, febrero 14, 2006

San Valentín


San Valentín, martir y santo del siglo II, murió predicando y obrando la nueva palabra de Dios. Y hasta nuestros días, su obra transmutada en carteles, mercadeo y propaganda, nos llega como una deslavada celebración del día del amor.

Gabriel, que llegó de sus vacaciones me tuvo hasta tarde confeccionado una tarjeta de San Valentín para entregarla a su madre hoy. Y observo en él, más del espíritu del santo que en muchos otros seres.

Amor a la madre, amor al prójimo, amor de pareja, amor a Dios, amor al dinero, amor al placer: que diferentes días podemos festejar hoy. Mas sin importar que se celebra, entrego mi saludo, a todos quienes aman (amamos), ya sea a sus parejas, a sus hijos o a sus dioses, ya que el amor, cualquiera que sea su fuente de "inspiración", es un campo de energía cósmica que nace y fluye desde nosostros mismos, desde nuestro propio corazón.
Hoy sin pareja, pero con buenos recuerdos de un camino acompañado, evoco, en trozos de piel, esa energía del amor que alguna vez desbordó mi vida.... y por medio de Girondo (que siempre ha sido mi obseción) a todos van estas letras de inspiración.


POEMA 12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan

lunes, febrero 06, 2006

Comunicación y Viajes: cuento (I parte)

En honor a un hermano de rutas, busquedas e interrogantes....


"Que silencio, que soledad, que lejanas sensaciones se viven en esta inmensa ciudad. Nunca imaginó que entre 14 millones de personas pudiera sentirse tan solo, tan lejano. Se imaginó si, que Tokio podría ser algo como esto, un mar humano, de respetos, silencios y lejanías. Pero nunca una soledad tan acompañada, un silencio tan bullicioso.
Para un latino común, oriente si que está al otro lado del mundo, mas para él, judío errante, no parecía tan lejano; o al menos eso pensó ese martes cuando distraídamente leyó el anuncio.
Al límite económico de su ya muy extenso viaje, Estambul parecía un buen lugar para emprender la vuelta al hogar, o al lugar de donde había partido hacía ya casi un año. Sin embargo, el destino tenía para él otra parada intermedia.
Justo en el café donde programaba su retorno, un cartel escrito en hebreo y desestimado por el fuerte de las personas del lugar, señalaba la posibilidad de un trabajo de vendedor en Japón.
Motivado por el mismo espíritu que lo llevó a iniciar este intenso derrotero, tomó el teléfono y llamo al número señalado para conocer los requisitos y ofrecimientos del trabajo en cuestión.
Muy escuetamente la voz al otro lado del teléfono, a más de 14.000 kilómetros de distancia, le explicó que el trabajo consistía en vender joyas, de manera itinerante en algunas ciudades cercanas a Tokio y que la paga era muy buena dada la libertad y tipo de trabajo. Sin más que esos dos minutos de conversación con una voz desconocida, cambió de súbito su destino desde Santiago, al extremo del fin del mundo, hasta la ciudad más populosa del planeta, Tokio en el corazón de Japón.
Sin entender muy bien como, llegó a un mundo extraño, donde la masa humana, ordenada y limpia, le parecía más inhumana que en ninguna otra parte del globo, ajena, ausente, realmente remota. Así entre un cúmulo de incertezas, se encontró con su contacto comercial y en algo así como diez minutos, le explicó que el trabajo consistía básicamente en vender joyas en los alrededores de la cuidad, información que ya manejaba, que le entregaría un auto y un maletín con un buen surtido de joyas y que en treinta días más habrían de juntarse para la correspondiente rendición de cuentas. Luego de estas breves palabras, lo llevó hasta el estacionamiento del aeropuerto, le mostró el vehículo, le entregó la llave y un maletín de cuero, además de un pequeño mapa de orientación para acceder a los poblados cercanos a la ciudad y que potencialmente pudieran considerarse como buenos blancos de venta.
Tampoco imaginó que el trabajo estaría tan lleno de problemas, ya que no consideró que el trabajo de “vendedor itinerante” no es un trabajo formal en esta parte del planeta y que desde la autoridad hasta los mismos “Yakuzas” estarían, por decirlo de alguna forma, preocupados de sus tareas laborales.
Sus días viajaron mucho más lento que él mismo, y la soledad y el silencio le cobraban a diario esta, su intensa búsqueda de aventuras. De más está decir, que hasta la presencia de uno que otro europeo con el cual entablar una breve y ecléctica plática, constituían en sí todo un evento digno de celebrarse.Sin embargo, dentro de estas lejanías tan extremas, las formas de comunicar no terminarían de darle sorpresas..."

jueves, febrero 02, 2006

La Mota: Caso I.


Mota, mote, crack, bazuko, jale, falopa, merca, blanca, hielo, la maldad, la dureza, marmaja: que infinidad de nombres se le ha puesto a este producto, que sonidos ha evocado, que angustias generado, cuanto esperamos tenerla, poseerla y destruirla, y a nosotros mismos con ella, cual albo salvavidas de acero.

Como no añorar esa indescriptible sensación de presión en el pecho, de calor en las manos y frío húmedo en los pies. Como olvidar su suave y gélida mano, acariciando suave la piel, recorriendo la espalda.. como no enamorarse de improviso de su blanca y fina presencia.

"Ebrio, muy ebrio, como costumbre de fin de semana, pero esta vez de martes.
Problemas en la llegada a casa, siempre un problema explicar correrías, que el otro nunca entenderá, que ni yo mismo entiendo.
En el taxi las cavilaciones se hacen cada vez más intensas y poco a poco la angustia le quita espacio a la borrachera.
No es sano explicar lo inexplicable y lenta brota la idea, de tenerla nuevamente entre los brazos, de probar su mágico sabor, de sentir su irremplazable efecto.
Balbuceando palabras, con grandes interrogantes conmino al taxista, su apoyo en esta, mi improvisada empresa.
Lejos de la sorpresa, el piloto propone lugares, que en la duda se hacen inmensos.
Y a pesar de las insistencias, corre su propio camino.
Solo unos metros no separan de ella. Confíe – señala.
La angustia crece mutada en temor, y el lento paso de un par de calles nos lleva al fin de este trance.
El piloto, que conducía a metros sobre el nivel del mar, muestra que los metros de distancia hasta ella, la blanca, son menores a la unidad y del bolsillo de su trasnochada camisa asoma una pequeña bolsa transparente, con el mágico relleno en su interior.
Sin viajes más allá de la esquina, fui y volví al infierno, acompañado de una vil borrachera y racimo incontenido de miedos."

Cambio de giro.....

"Somos pocos, pero débiles- ironicé, intentando generar ese manto de seguridad que me caracteriza.

Lo bueno es que será una muerte limpia y todo terminará de una buena vez, sin dolor, suave como un bisturí – terminé de declamar con severidad.

Con las caras desencajadas, los más jóvenes me miraban y esperaban, que con una muesca o una risa, les diera a entender que todo esto era una broma."

Para los que me conocen en la vida cotidiana ha de resultar muy bipolar esta expresión bloggera, ya que si bien normalmente ando con temas “profundos” a flor de piel y no temo enfrascarme en conversaciones de política o religión, mis chistes, bromas y procacidades están también tan cerca como el aire que respiro.

Entiendo que escribir puede llegar a ser un acto bastante más depurado que el conversar, e implica bastante más reflexión que un intercambio coloquial, en el que es más fácil salirse de madres o decir algo que luego suene inapropiado. Por ello normalmente intento el ejercicio de escribir, ya que muchas veces en mi vida, mi lengua me ha jugado malas pasadas; y con la escritura ordeno mis pensamientos y mis argumentos, con lo que disminuyo la posibilidad de sentir eso que algunos llaman “arrepentimiento”.

Sin embargo, siento que este lado serio, “profundo”, que no me incomoda, sí me limita. Limita mi expresión farandulera, que por cierto tengo; limita el aflojamiento de mi lado B, mi lado negro, el que sin querer negar, se oculta profundo entre estas serias letras.

Por todo lo anterior y a modo de descanso, he decidido cambiar mi giro y aunque pensé en un nuevo blog, creo que este colector de ilusiones, colectará algunas de lugares más cercanos y más comunes