miércoles, junio 28, 2006

Acerca de la Belleza

Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
Confucio
Ya hace varios días que vengo rondando la idea de la belleza, y de lo interesante que significa el reflexionar acerca de la belleza y por ende de la fealdad. Por ello coloqué a modo de epígrafe esa frase de Confucio, la cual me llevó directamente a la historia de Jesús y el perro muerto:

Cuenta la historia, (ya no se bien la fuente) que iba Jesús y sus discípulos caminando por la calle de una aldea, cuando el primero del grupo, adelantado a los demás, nota la presencia de un perro muerto y con evidentes signos de putrefacción. Ante el horrible espectáculo que significaba para él, ese animal muerto, intentó con ayuda de otros discípulos, ocultar la visión del perro al Maestro, tratando con ello de evitar el “mal rato” de Jesús, enfrentado a tan violenta muestra de fealdad.
De manera evidente, Jesús notó el movimiento y antes que siquiera pudieran ocultar el cadáver del animal, quedó parado frente al perro, a solo unos pocos pasos.
Los apóstoles, atónitos miran a Jesús casi disculpándose por el espectáculo que estaba presenciando, cuando Jesús señala:
“Que linda dentadura tenía este animal…” y sin mostrar ningún atisbo horror, asco o rechazo continúa su camino tan plácido como hasta entonces.”


Es, para mi, tan llena de sentido la historia anterior, que la fuente se pierde en el flujo; y del cuento solo me queda el hecho que la belleza es siempre fruto de un proceso interior que tiene origen en el corazón. Nace de los sentidos y fluye hasta la conciencia, que cósmica, se encarga de construir belleza a partir de ti mismo. Por ahí acepto, como Confucio, que la capacidad de "ver" la belleza está en el propio interior, y es largo el camino para conocer de su fuente; mas cuando se conoce, al amparo de la conciencia, se puede ver finalmente la belleza: encandilarse con un atardecer, maravillarse con un gesto, extasiarse con una flor o simplemente ver en el choclo del mojón, la verdadera obra de Dios… Por ahí un japonés medio loco, ha trabajado en las formas del agua sometida a ciertos estados de conciencia, y los resultados en cuanto a armonía y belleza, resultan realmente impresionantes; parece increíble (para la mente) observar como la conciencia construye la belleza desde el todo.


Entiendo que la mente comprende de armonías matemáticas, como la “relación áurea” descubierta por Da Vinci, que siente de bellezas sociales y aprende a “apreciarla”; que conoce de la belleza genética, que guardan las células desde el primer atisbo de vida universal (siempre me llamó la atención, del porqué mi fijación en los dientes de las chicas, considerándolos, parte importante de la belleza femenina; hace unos meses un antropólogo amigo me señaló que era muy normal esa concepción de belleza, debido básicamente, a lo útil que resultó durante mucho tiempo el que la mujer, encargada de la curtiembre de los cueros, tuviera buenos dientes para trabajar en ello. Es decir, mis apreciación de belleza, está condicionada por 100.00 años de historia en las cuales mis parejas destacaban por los abrigos que proporcionaba al hogar); que en definitiva la mente es capaz de entender lo bello…

Más construir belleza, que es comprenderla o elevarla a través de mágico proceso del amor, es una tarea que mora necesariamente, mucho más allá de los ojos y la mente… y es, en definitiva, sustento básico de nuestra vida.

Si quitáis de los corazones el amor a lo bello, quitaréis todo el encanto de vivir.
Jean Jacques Rousseau

martes, junio 20, 2006

Prendido al viento: Un tanka para vos.

Hace solo unos días, junto con el último libro de Jodo, se aparece a mi vida una auténtica maga, que llena de magia me invita a sentir la incierta alegría de vivir, a través del haiuku....


Dulces misterios,
en eternos presentes,
asoman de vos.
La hoja en el viento
representa mi vida

miércoles, junio 14, 2006

Desconsuelos Pánicos


Hace solo unos días que retomé un viejo libro, leido a media carrera hace ya muchos años, y me percaté de una preciosa sentencia universal, decrita por un auténtico guerrero de poder:

"No soy un borracho, pero tampoco soy un santo. Un hechicero no debería ser un "santo"... Debería poder descender tan bajo como un piojo y elevarse tan alto como un águila... Debe ser dios y diablo a la vez. Ser un buen hechicero significa estar en medio de la tormenta y no guarecerse. Quiere decir experimentar la vida en todas sus fases. Quiere decir hacer el loco de vez en cuando. Eso también es sagrado."

Corzo Cojo
(brujo sioux de la tribu lakota)