Cuanta agua bajo el puente, mas cuantos puentes en verdad y cuantos ríos bajo ellos...
Cuanta agua de mis ojos, cuanto sudor de mi piel; cuanta agua he vertido yo mismo en estos ríos que día a día han corrido raudos hacia un mar, el mar... mi lejano mar.
Hoy lejano de todos y de todo, en el claustro más íntimo de mi, comienzo nuevamente este camino de púlpito virtual; este devenir de letras sin sentido que envío como "botella al mar" en mi mar... de mi.. para mi.
El ego no ha cesado, sigue en pie como único bastión de esa vida que pasa y muta la periferia (donde vive el ego) de mi mundo, pero deja en el fondo el tibio calorcito de un corazón que aún se empeña en latir, en sentir, en vivir...
Atrás quedaron amores incompletos, intentos de historia, pedazos de pseudo amigos, trozos de tinta escarlata, que más que tinta era en rigor sangre.
Atrás quedaron intentos furtivos de empresas fugaces, empeños fallidos de nexos vitales... Hoy solo suaves espasmos de dolor, más de alguna cicatriz y muchos, pero muchos cuentos; quedan de un camino rudo y muy rudo, entre tinieblas, sombras, demonios y brujos.
Aún no siento que haya aprendido nada, pero al mirar mis pies deformados de caminar, al sentir mi piel, roja e irritada, al palpar mis dientes, quebrados y sangrantes; una extraña sensación de calma se posa sobre mi dolor y lo hace bastante más llevadero... hasta levemente placentero, una suerte de orgullo extraño de mirar y sentir una presea divina, ubicada sobre el espacio que ocupa mi corazón.
Pero la autoflagelación, el intento velado de suicidio cotidiano, la perseverencia en ser inconciente, ha cambiado su ritmo frenético que marcaba mis días con ansiedad asesina ... con depredación insaciable ... con energía infinita.
Y entonces aún sin nada en la mente, que pudiera blandir como ícono de mejora, como medalla de entendimiento, como diploma de egreso... algo extraño siento muy profundo que me dice que el PRS (punto de retorno seguro) ha sido traspasado y ahora solo me queda juntar estos trozos de historia y construir un cuento que alimente mi mente, que la convenza de caminar el camino en la simpleza de una nube... en recorrer esta vida, con la alegría que yo mismo he alejado de mi.
Hoy como hace mucho tiempo, siento que esta inusual lucidez es la primera piedra de un edificio que he de comenzar a construir luego de esta guerra tremenda que ha dejado solo unos cuantos guijarros en pie....
Mi Gabriel... mi ángel, mi vida y mi motivo, mi más cercano, mi propio yo; ha de ser el sol que alimente esta semilla que hoy planto en esta tierra estéril (hasta hoy) para comenzar a reforestar la selva.
Mi hermano, el único que al fin de todo es peor que yo y mejor al mismo tiempo; mi guía y mi alumno; mi padre y mi hijo... el mismo que en rigor hoy tiene dos caras... la del Puknie rebelde... la del Empresario Yonkie...
Mis padres, viejos lindos que paso a paso han dejado todo intentando mostrarme que su cariño es infinito y en sus propios corazones yo vivo un poco cada día.
Hoy en el final de un camino, que en verdad quiero dejar atrás... comienzo a buscar la nave, o a construirla con mis manos, que me haga otra vez viajar... solo con bencina espacial.
Hoy es el primer día de lo que me queda de vida... y espero que sea un día de luces largas, para que al menos si al fin de él... la muerte amante y amiga toca mi hombro, haya alcanzado a gritarle a la vida que aún espero amarla una vez más.