viernes, octubre 28, 2005

Nuevas ocupaciones, mismas vivencias

Ya instalado en este remoto espacio cordillerano, que de cerca está lejos, comienzo lentamente a entender mis deberes, a procesar mis eventuales ocupaciones, a conocer de mis atribuciones (la próxima semana me entregan una oficina), y podré con cierta regularidad poner algunas letras en este rincón.... espero.

Sin embargo, aun cuando mejoraron los papeles, las vivencias son las mismas, son las mismas sorpresas, los mismos conflictos, las mismas alegrías y las mismas personas (o se parecen en demasía).

Sigo deslumbrándome con el sol tras la montaña nevada, sigo temiendo el tronador paso de camiones de carga, gigantes, colosos, inmensos; aún no me acostumbro a los temblores diarios; sigo sintiendo el frío calador de los huesos y mi piel se sigue tostando lentamente con el sol y la nieve, mis manos están partidas y mis pies helados, mi cabeza a veces duele y mi nariz se moja de tanto en tanto. Sólo extraño el polvo, pero seguro un verano más entero, me llevará nuevamente a esta sensación. Sigo en el camino de la ciencia, ahora al servicio del dinero, pero eso parece siempre ha sido así.. antes ciego no me di cuenta.

Los días se han hecho largos, con esta nueva rutina de levantada (algo así como a las 5:30) y las noches cortas, ya que mi sueño ha sido siempre muy esquivo con mi cuerpo. Los viajes siguen siendo muchos y las distancias cortas, en la rutina se vuelven grandes.

Hoy como ayer, sigo vivo... sufriendo y gozando de tarde en vez, y estas cadenas de papel y tinta que me amarran a la silla, son tan leves, como el aire de esta cordillera.

sábado, octubre 15, 2005

Caminos, avatares y esperanzas


Ha sido divertido el seguir este camino, este último tiempo abandonado y con la eterna sonrisa de la Tía Pucherito (situación que ya me ha traido más de un alegato); seguir el camino del diario de vida, de compartirlo en púlpitos clandestinos, con la masa informe que puede no ser nadie y pueden ser muchos; con los amigos lejanos cuasi imaginarios que leen esto sin postear, sin comentar; compartir con los que se atreven a escribir, aún solo diciendo que han pasado. Me ha resultado muy intersante el ejercicio de este libro de visitas de lugares sin espacio, de "no lugares" como dice mi hermano escultor. Luego en este devenir de cuentos pseudo-realistas, sumo otro episodio más de mi personal humanidad.

Hoy como todos los días, cambio en algo mi camino, no el quinto que seguirá con cierta periodicidad y espero con algún asomo de diversión; si no que cambio mi camino laboral, ese de las crisis, de las cartas de mea culpa, de las licencias médicas, de los eternos terrenos....lejanos... eternos.

Finalmente como dijieran los augurios, opté por cambiar la libertad, por estabilidad y estomacalidad, es decir, dinero. Mi vida de consultor ha acabado, para intagrarme a una compañía con todas las de la ley.... finalmente tendré un contrato, situación que hace varios años no me ocurría (prefería el alegre libertinaje de las boletas), tendré vacaciones legales, tendré bonos de navidad y fiestas, capaz que tengamos hasta un departamento de bienestar.... que dulce suena eso..... bien-estar.

Por ello, mis terrenos alejados del mundo se detendrán por un momento y la hermosa rutina tomará por asalto grandes espacios de mi tiempo. Con turnos fijos, cerca de mi casa, espero que mi camino de blogger, así como otros que profeso y practico (o intento), sean más regulares; espero amortiguar mis arcas personales absolutamente desvencijadas por estos días, espero detener esos verdaderos vórtices en los que están convertidas mis cuentas corrientes, hoy por hoy, verdaderos agujeros negros... absorben hasta la luz; hoy como casi siempre estoy lleno de esperanzas, pero no me aferro a ellas, solo las espero y en esperar escribo estas letras, que forman mi camino, que necesariamente me conduce a ellas.... que como a mis amigos de la foto, se llaman finalmente libertad.

La misma que cambié.... para tenerla nuevamente.

miércoles, octubre 12, 2005

Encuentros y desencuentros


Desde hace ya un tiempo, previo incluso al abandono de los deberes de blogger, o como llamé, el quinto camino; que he estado sumido en un devenir de encuentros y desencuentros, desencuentros con fechas y momentos, y encuentros con personas y situaciones.

De terreno para mi cumpleaños, de terreno para las fiestas, sin computador que terminó colapsando como yo y en un alejado paraje de la cordillera chilena, me he desencontrado y encontrado, de la vida misma, de los momentos y los deseos, de las alegrías y las tristezas, de las necesidades y los anhelos.

En esos encuentros, sin embargo, he encontrado o reencontrado una amiga, que de su inmensa sabiduría, que es la misma de todos, pero solo de ella, me envió este pedazo de historia, que encontré muy justo para retomar, no sé si con dedicación y rigurosidad, el camino de blogger.

"....... Tú eras el pariente de Chopin, el misterioso, el orgulloso. Pero en el fondo de tu alma habitaba una emoción convulsa, un deseo constante, el deseo de ser diferente de lo que eras. Es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona. El deseo de ser diferentes de quienes somos: no puede latir otro deseo más doloroso en el corazón humano. Porque la vida no se puede soportar de otra manera que sabiendo que nos conformamos con lo que significamos para nosotros mismos y para el mundo. Tenemos que conformarnos con lo que somos, y ser conscientes de que a cambio de esta sabiduría no recibiremos ningún galardón de la vida: no nos pondrán ninguna condecoración por saber y aceptar que somos vanidosos, egoístas, calvos y tripudos; no, hemos de saber que por nada de eso recibiremos galardones ni condecoraciones. Tenemos que soportarlo, éste es el único secreto. Tenemos que soportar nuestro carácter y nuestro temperamento, ya que sus fallos, egoísmos y ansias no los podrán cambiar ni nuestras experiencias ni nuestra comprensión. Tenemos que soportar que nuestros deseos no siempre tengan repercusión en el mundo. Tenemos que soportar que las personas que amamos no siempre nos amen, o que no nos amen como nos gustaría. Tenemos que soportar las traiciones y las infidelidades, y lo más difícil de todo: que una persona en concreto sea superior a nosotros, por sus cualidades morales o intelectuales. Esto es lo que he aprendido en setenta y cinco años de vida, aquí, en medio de este bosque.”

EL ÚLTIMO ENCUENTRO
Sándor Márai