martes, octubre 30, 2007

Acción y reacción

Un hombre puede vivir de dos maneras: puede vivir desde su periferia o desde su centro. La periferia pertenece al ego y el centro pertenece al ser. Si vives desde el ego, estarás siempre relacionado con lo otro. La periferia está relacionada con lo otro.

Hagas lo que hagas, no será una acción; será una reacción. Lo haces en respuesta a algo que te hacen a ti. Desde la periferia no hay acción, todo es una reacción, nada viene de tu centro. En cierto modo, eres esclavo de las circunstancias. No estás haciendo nada; más bien te están obligando.

Desde el centro, la situación cambia diametralmente. Desde el centro empiezas a actuar; por primera vez empiezas a existir por derecho propio, no como algo relacionado.




Buda pasa por un pueblo. Algunos de sus habitantes están indignados, son totalmente contrarios a sus enseñanzas. Le increpan, le insultan. Buda escucha en silencio y dice:

- Si ya terminaron, permítanme seguir mi camino. Tengo que llegar a la siguiente aldea, donde me están esperando. Si todavía queda algo en sus mentes, terminen de decírmelo cuando vuelva a pasar por este camino de regreso.

- Te hemos insultado – dicen los aldeanos -. Te hemos increpado. ¿No vas a responder?

- Yo nunca reacciono – dice Buda-. Lo que ustedes hagan es asunto suyo. Yo ya no reacciono nunca y ustedes no pueden obligarme a hacer algo. Pueden insultarme, es asunto suyo. Yo no soy un esclavo. Me he convertido en un hombre libre. Actúo desde mi centro, no desde mi periferia, y sus insultos solo pueden tocar mi periferia, no mi centro. Mi centro se mantiene intacto.

jueves, octubre 11, 2007

Mi muerte...

Muerte, cambio, final y comienzo, alfa y omega..

Así parece que me toca hoy; tal como dije el día de mi cumpleaños.. he visto muchas cosas, que se irán con el tiempo, como esta lágrima que corre por mi mejilla bajo esta lluviosa tarde...

Me muero: ya ni el aire me deja respirar....
el viento atormenta mi cara, gélido como mi corazón
mi sangre se ha colagulado y mis músculos se agarrotan
mi ojos.. donde fueron a para mis ojos¡¡
se cayeron mis dientes y mi lengua seca como un trapo
cuelga inherte fuera de mi boca
mis labios que antes reian, yacen más allá de mi cara rígidos
mi mente, siempre ha estado muerta así que de ella no he de preocuparme
(ojalá ella dejara de ocuparse de mi..)

Caigo rendido, triste, solo, alejado de mi camino
producto de caminar mi camino

ESPÉRAME MUNDO¡¡¡

Que este ejercicio infinito de abriri mi corazón
finalmente me mató....

Espero solo
para volver a nacer.

GRACIAS TOTALES¡¡¡


El Barco Ebrio.
A. Rimbaud

(fragmentos de mi...)

Y desde entonces, me bañé en el Poema
De la Mar, lleno de estrellas, y latescente,
Devorando los azules verdosos; donde, flotando
Pálido y satisfecho, un ahogado pensativo desciende;

¡Donde, tiñiendo de un golpe las azulidades, delirios
Y ritmos lentos bajo los destellos del día,
Más fuertes que el alcohol, más amplios que nuestras liras,
Fermentaban las amargas rojeces del amor!

Yo embestí, sabed, las increíbles Floridas
Mezclando las flores de los ojos de las panteras con la piel
De los hombres! ¡Los arcos iris tendidos como riendas
Bajo el horizonte de los mares, en los glaucos rebaños!

¡Glaciares, soles de plata, olas perladas, cielos de brasas!
Naufragios odiosos en el fondo de golfos oscuros
Donde serpientes gigantes devoradas por alimañas
Caen, de los árboles torcidos, con negros perfumes!

Yo hubiera querido enseñar a los niños esos dorados
De la ola azul, los peces de oro, los peces cantores.
-Las espumas de las flores han bendecido mis vagabundeos
Y vientos inefables me dieron sus alas por un momento.

O yo, barco perdido bajo los cabellos de las algas,
Arrojado por el huracán contra el éter sin pájaros,
Yo, a quien los Monitores y los veleros del Hansa
No hubieran salvado la carcasa borracha de agua;

Yo que corría, manchado de lúnulas eléctricas,
Tabla loca, escoltada por hipocampos negros,
Cuando los julios hacían caer a golpes de bastón
Los cielos ultramarinos de las ardientes tolvas;

¡Yo que temblaba, sintiendo gemir a cincuenta leguas
El celo de los Behemots y los Maelstroms espesos,
Eterno hilandero de las inmovilidades azules,
Yo extraño la Europa de los viejos parapetos!

¡Yo he visto los archipiélagos siderales! y las islas
Donde los cielos delirantes están abiertos al viajero:
-¿Es en estas noches sin fondo en las que te duermes y te exilas,
Millón de pájaros de oro, oh Vigor futuro?

¡Pero, de verdad, yo lloré demasiado! Las Albas son desoladoras.
Toda luna es atroz y todo sol amargo:
El acre amor me ha hinchado de torpes embriagueses.
¡Oh que mi quilla estalle! ¡Oh que yo me hunda en la mar!

Yo no puedo más, bañado por vuestras languideces, oh olas,
Arrancar su estela a los portadores de algodones,
Ni atravesar el orgullo de las banderas y estandartes,
Ni nadar bajo los ojos horribles de los pontones.

martes, octubre 02, 2007

Encuentros afortunados

Es increíble como cuando los ojos están dispuestos a ver y los oídos a escuchar, las respuestas vitales llegan de las más sorprendentes fuentes.

Este fin de semana, en la fiesta de la primavera del colegio de mi Gabriel, un acto de uno de los cursos pequeños del colegio, me dejó marcando ocupado con un mensaje de una profundidad abismante.

El sueño del sapo.

Una tarde un sapo dijo:
- Voy a soñar que soy arbol.
Y dando saltos hasta su cueva. Iba feliz, por que iba a ser árbol esa noche.
Todavía andaba el sol girando en la rueda del molino. Estuvo largo rato mirando el cielo. Después bajó a la cueva, cerró los ojos y se quedó dormido.
Esa noche el sapo soñó que era árbol.

A la mañana siguiente, contó su sueño. Más de cien sapos lo escuchaban:
Anoche fue árbol – dijo -, un álamo. Tenía raíces ondas y muchos brazos como alas, pero no podía volar. Era un tronco delgado y alto que subía. Creí que caminaba, pero era el otoño llevándome las hojas. Creí que lloraba, pero era lluvia. Siempre estaba en el mismo sitio, subiendo, con las raíces sedientas y profundas. No me gustó ser árbol.

El sapo se fue a la huerta y se quedó descansando bajo la hoja de una acelga. Esa tarde el sapo dijo:
- Voy a soñar que soy río.

Al día siguiente contó su sueño, más de cien sapos de agruparon para oírlo.
Fui río anoche – dijo – a ambos lados, lejos, tenía las riberas. No podía escucharme. Iba llevando barcos. Los llevaba y los traía. Eran siempre los mismos pañuelos en el puerto. La misma prisa por partir, la misma prisa por llagar. Descubrí que los barcos se llevan a los que se quedan. Descubrí también que el río es agua que está quieta, es la espuma que anda, el río siempre está callado, es un largo silencio que busca las orillas, la tierra, para descansar. Su música cabe en las manos de un niño, sube y baja por las espirales de un caracol. Fue una lástima. No vi una sola sirena, siempre vi peces, nada más que peces. No me gustó ser río.


Y el sapo se fue. Volvió a la huerta y descansó entre cuatro palitos que marcaban el límite del perejil. Esa tarde el sapo dijo:
- Esta noche voy a soñar que soy caballo.

Y al día siguiente contó su sueño. Más de trescientos sapos lo escucharon, alguno vinieron desde lejos para oírlo.
Fui caballo anoche – dijo. Un hermoso caballo. Tenía riendas. Iba llevando a un hombre que huía. Iba por un camino largo. Crucé un puente, un pantano; toda la pampa bajo el látigo. Oí latir el corazón del hombre que me lastimaba. Bebí en un arroyo, vi mis ojos de caballo en el agua. Me ataron a un poste. Después vi una estrella grande en el cielo; después el sol; después un pájaro se posó en mi lomo. No me gustó ser caballo.

Otra noche soñó que era viento. Y al día siguiente se dijo:
- No me gustó ser viento.

Soñó que era luciérnaga, y dijo al día siguiente:
- No me gustó ser luciérnaga.

Después soñó que era nube, y dijo:
- No me gustó ser nube
Una mañana los sapos lo vieron muy feliz a la orilla del agua. ¿Por qué estás tan contento? – le preguntaron.

Y el sapo respondió.
Anoche tuve un sueño maravilloso.

Soñé que era sapo.