miércoles, noviembre 30, 2005

Anhedonia

Que señales entrega la vida y que recapitulaciones somos capaces de construir basados en ellas. Hoy, a mucha distancia de mí, veo mi ruta y mis afanes en los diferentes estadios de esta vida.

Me vi joven, intentando ser mayor, buscando en los caminos de Huidobro, desmitificar hasta la misma vía láctea.

Desmitifiqué la droga, y en múltiples encuentros, la blandí como mi espada; cortando mis amarras, cortándome a mi mismo de mi mismo, cortando realidades y los nexos que me unían a ésta.

Desmitifiqué el dinero, el placer máximo que emana del consumo, de la sin razón de la más superficial acepción del “carpe diem”, del tomar todo hoy que el mañana realmente nunca importa.

Desmitifiqué el amor, y luego de enamorarme me volví hasta desmitificar el mismo desamor; desmitifiqué la familia, la cual construí para luego destruir; como otro purificador acto de magia exterminadora de ídolos.

Desmitifiqué la vida y muerto, me encontré en la nada, en el sinsentido más profundo de la vida, de la muerte…. Inventando grandes mentiras acerca de la muerte misma de mis miedos, y así temeroso de este nuevo “sin temor”, volví lentamente en mi camino.

Anhedonia creo, fue el producto de ese cansador, solitario y árido camino de matar los mitos, los respetos, del predicar la ausencia del temor, y sin arraigo, ni casa, ni perro, emprendí un camino de retorno hacia el mito, hacia el encontrarme solo ante mi, en mi propio interior.

Anhedonia, o la carencia de capacidad para disfrutar el placer, la negación intrínseca del goce, la culpa universal, la vía de la propia negación fue el diagnóstico (de la hermosa terapeuta floral), que hoy ya en franco camino de remitificación de la vida, conozco.

Por ahí el hecho de matar hasta las ganas en un afán de negarse, no en el intento armónico de fluir y desapegarse, me ha quitado espacios para vivenciar el goce de la vida, esa alegría fugaz de tan solo despertarse, ese sabroso goce del suave roce del viento, la armonía imperecedera de un atardecer, de la caricia de un niño.

Y ahora aquí, en este intenso camino de re-encuentros infinitos, me sorprendo cada día de las nuevas y hermosas caras de la vida; de lo extraordinario de lo ordinario, de lo fenomenal del cotidiano, que en el solo observar las hojas en el viento… reflejan el secreto mismo de la vida.

De conocer como hasta el silencio, puede ser la respuesta más compleja a la pregunta más fundamental de la mente.

Hoy me sorprendo a cada segundo de lo intenso que resulta el validar, el mito mágico de estar vivo, de la interminable sabiduría de mirar con ojos inocentes.

viernes, noviembre 25, 2005

Regalos para A.P.U.

Bueno, en mi lectura matutina blogera, (que ha sido extensa, ya que la pega dura no se declara aún), mi paso diario por "la casa del castor" me trajo a colación una pregunta, que bien pordía ser para mi otro blog, pero como éste ya tiene una para hoy, la plasmo en este espacio.

Y por primera vez apelo directamente a ustedes, los que leen....

¡¡¡¡Pinochet está de cumpleaños¡¡¡¡

¿Qué le querría regalar en estos 90 años?

Yo partiría con un par de volumenes de unos informes por ahí, unas pastillas para la memoria y un par de lucas, ya que no tiene ni como pagar la fianza (que de todas manera goza).

¿Qué le regalarías tú?

jueves, noviembre 24, 2005

Aficiones.....

Pensando en ti,
me asoman claras ideas
extraños gustos
asombrosas aficiones

“Cabellos mojados
Aromas intensos
Texturas sutiles
Colores con sabor a canciones……

Hoy su suave y húmedo pelo,
recorre mi superficie.
El ácido olor de sus líquidos
impregna mis cavidades;
La lúbrica caricia, hoy armónica,
que leve se va sumando,
me transporta con alta gracia,
a espacios en el recuerdo

Ese sonido inmenso,
inundado de sentimientos
acuna hoy mis oídos
con eclécticas añoranzas:
Sólo jugosos labios,
en tórridos intercambios
han sonado como esto ahora

Y cada rincón furtivo
que esta humedad visita
En rauda y loca carrera
Evoca hoy mis recuerdos
De cálidas sensaciones
De húmedas emociones
De sólidas armonías

Este pincel esquivo
Que de grande hoy se hace brocha
Como todos nuestros caminos
Conducen a mi memoria
Con un tropel de ilusiones
Como un escape a la gloria”


En estos días de trabajo aficionado
He redescubierto que me encanta pintar

Sin saberes...

No sé porqué,
pero hoy amanecí
con este poema en el recuerdo.....

ULTIMA NOCION DE LAURA

USTED MARTÍN SANTOMÉ no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso de que no estuviera
todavía
muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza

usted martín santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
pero debo ser floja incitadora de vida
porque me estoy muriendo
santomé

usted claro no sabe
ya que nunca lo he dicho
ni siquiera
esas noches en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme

usted martín santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando
la incógnita del miedo

no sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así

usted martín santomé no sabe
qué bien qué lindo dice
avellaneda

de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor

usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo

usted martín santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal protazo

es raro
pero siento
que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted

quizá porque vivir es eso
es estar cerca
y yo me estoy muriendo
santomé

no sabe usted
qué oscura

qué lejos

qué callada

usted
martín
martín cómo era
los nombres se me caen
yo misma estoy cayendo

usted de todos modos
no sabe ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vi
da.

m. benedetti.

miércoles, noviembre 23, 2005

Mi pulgar derecho

Tengo un pulgar derecho
Que en definitiva no me obedece
Del izquierdo no espero nada,
Siempre en afanes lúbricos no hace más que lisonjear
Otros espacios recónditos de mi cuerpo
Cada vez que mis intensiones lo requieren

Mas el derecho, el derecho,
Realmente esperaba me tuviera más consideración
Lucho, con grandes esfuerzos, por lograr su atención
A veces, lo halago, lo acicalo, le hablo
A veces, corto su uña
Con el mejor cortador que dispongo

Otras luego de morder su coraza
Me preocupo de limar suavemente sus asperezas
He intentado el cortarle la cutícula
Si a veces hasta uso guantes en el trabajo
Y nada….
Definitivamente mi pulgar derecho no me obedece

Aún con enormes atenciones
O con franca rudeza
Mis solicitudes pasan a su lado como
Si yo no existiese
Como si estuviera más allá de mí.

Por culpa de este dedo indolente
Mis desvelos son cada vez mayores
Mis jaquecas aumentan
Mis rendimientos decrecen
Mi sueño se hace pequeño
Tanto como mis ganas de despertar

Mi pulgar derecho
Dueño absoluto del mando del televisor
Me subyuga a su afán televisivo
Y por más intentos que hago
No apaga nunca esa tele

Mi pulgar derecho
Me ha hecho esclavo de su manía
Monstruosa del vicio de la televisión

miércoles, noviembre 16, 2005

Idependencias y soledades


Como algunos ya saben (los pocos amigos cercanos que frecuento y los asiduos lectores de este raro espacio virtual), hace algo así como cuatro meses me cambié de casa, a una propiamente tal, con antejardín y patio trasero, con entrada de auto y hasta un segundo piso; pero en esos entonces mi precaria situación económica, la cual no ha cambiado aún más que en el plano netamente formal, me llevó (para no decir me obligó, que me suena bastante feo) a intentar complicados fenómenos de convivencia y por ello invité a mi “mejor amigo”, en situación de indigencia temporal, a compartir conmigo este lindo espacio físico que hoy por hoy ya puedo llamar hogar.

Como imaginé o presumí, la convivencia no fue fácil, yo viejo, mañoso, gruñón, histérico, adicto a la limpieza y el orden, dado a la tranquilidad y la vida quitada de bulla, años luz distante de mi yo anterior, real amigo de mi amigo; había mutado demasiado mis rutinas, como para asumir lo contrario, una fácil convivencia cotidiana. En resumen la vida fue un suplicio, y creo que lo fue para ambos, en numerosos episodios de esta historia común.

Desde las costumbres sanitarias, llámese, procedimientos de uso y manejo de elementos higiénicos, las que me hacen un obsesivo del mantener cerradas las puertas de los baños y las tapas de los retretes, de levantar estas tapas y bajarla siempre posteriormente a su uso; las mismas que me obligan a tirar siempre de la manilla de eyección, a limpiar la tina cada vez que finalizo mi aseo personal, a secar el baño una vez acabado su uso, a cerrar la cortina de la ducha, a limpiar de pelos los jabones, a mantener el jabón del lavamanos en el lavamanos y el de la tina en la tina, a colocar papel nuevo cada vez que se acaba el antiguo, a aromatizar el ambiente cada vez que sea necesario, a usar la pasta de dientes desde atrás, y cerrar el pomo una vez usado, a apagar el piloto del gas luego de cada ducha, a cerrar bien las llaves, a colgar la tolla… en fin, acostumbrado ya a todo ello, me fue muy difícil compartir los espacios con mi compadre, mi partner, mi hermano del alma.

No era raro suponerlo, si no fui capaz de soportar a mi pareja, era muy predecible que este intenso ejercicio de tolerancia, no resultara muy de largo plazo.

Finalmente y antes de que la sangre llegara al río, más bien antes de que siquiera brotara desde la piel, decidimos de común acuerdo que el ejercicio llegaba a su fin. Siempre en pos de mantener los nexos filiales más allá de las coyunturas ocurridas en estos meses.

Este fin de semana, luego de una prorroga de 12 días, el susodicho desocupó la habitación y sacó sus pocas pertenencias de la casa que hoy considero mi hogar. Ésta, luego de 4 meses, quedó solo bajo mi tutela. Entiendo que Gabriel es también muy dueño de esta casa, pero sus impactos son bastante más manejables que los de mi compañero y para ser sincero, el mismo dentro de sus limitaciones etáreas, tiene un bastante mejor comportamiento.

Hoy me he llenado de planes, de programas para el ordenamiento del jardín, para la ornamentación general, colores para pinturas; ya tengo el plano de los muebles del escritorio, que también serán de mi diseño y factoría, como los demás muebles de la casa; e incluso me he atrevido a bosquejar algunos diseños para el antejardín, el cual desearía fuera del tipo seco o zen, es decir, ornamentado solo con piedras y arenas.
Sin embargo, y a pocos días, siento el incómodo vacío de la pieza del lado, (que en todo caso espera pronto ser ocupada por mi, dejando la actual para efectos de dojo de meditación y ejercicios); siento el inmenso silencio que provoca al ausencia de ruidos que aún me parecen muy molestos; siento a flor de piel el gran peso de la independencia, que como la libertad… se presentan en mi como un intenso estado de comunión, en el que se entremezclan una gran sensación de paz e inmensa conexión con todo, y una tremenda soledad y responsabilidad ante el mundo.

Ya no tendré a quien responsabilizar por la falta de algún producto en la despensa, seré solo yo el responsable del papel del baño, del riego de las plantas, ya no podré atribuir a terceros daños o problemas con tal o cual artefacto doméstico. Cuando me corten la luz, seré yo el que no pagó la cuenta y cuando se enfermen las mascotas, será necesariamente por actos u omisiones de mi absoluta responsabilidad. Ya no podré prorratear mis culpas, distribuirlas a mi arbitrio entre los participantes del concilio. Todo recae en mis hombros, que a estas alturas del intenso juego de la vida, o Lilhá, están bastante acostumbrados al peso.

Mas hoy enfrentado a la independencia, de frente y sin protecciones, me veo en paz, conectado, responsable y solo.

Hoy como otras veces lo he sentido, siento este enorme peso de la libertad (este fantasma que aparece de tarde en tarde), esta infinita responsabilidad de ser libre, de ser dueño de mi mismo, de mis actos y nuevamente con la cara henchida de asombro, observo este eterno malestar estomacal, esas coquetas y esquivas cosquillas en el vientre, ese vibrar del “hara”, esas que da el amor, esas que aparecen con la incertidumbre ante lo nuevo. Hoy sintiéndome libre aparecen como siempre esas intensas cosquillas estomacales que solo da el Lilhá, esa comezón que aparece solo de concientemente, jugar a vivir en el camino mismo de la vida.

jueves, noviembre 10, 2005

Pánicos escénicos: las insólitas y reveladoras peticiones de un hijo



“¡Quiero un hermanito papá¡¡¡
Necesitas enamorarte de otra mujer y pedirle un hermanito para mi….
Que sea un niño igual a mí, con cachetitos gordos como nosotros y piel blanquita como la mía, quiero tener un gemelo pequeño para enseñarle cosas o algo así….”

Atónito, perplejo, compungido, sorprendido, atacado por sorpresa y a boca de jarro, mi pequeño Gabriel me disparó sin piedad semejante petición.

Más complicado fue saber que a su madre le solicitó lo mismo, pero ella debía enamorarse del papá nuevamente, para tener un hermanito igual a él, ya que según nuestros códigos somos iguales…. mi visión es que él corresponde a una versión muuuuuuy mejorada de mi, pero para satisfacción de mi gran ego, soy cómplice de tamaña aseveración, por no decir mentira.

De su solicitud, la cual finalmente derivé al mismo Dios, me quedan varias reflexiones, la primera… ojala que Dios no le haga mucho caso, al menos en el corto y mediano plazo, la segunda es como él ha interiorizado el hecho que la paternidad va de la mano con el amor, y debe ser que en el fondo yo siento igual; luego está el hecho que si la divinidad acoge a bien su petición no me queda más que aceptar el amor…. y al hijo, y la aceptación es parte importante de mi actual “plan de trabajo en el crecimiento personal de mediano plazo”; por otro lado el verme de sopetón enfrentado a la posibilidad abierta de un amor de pareja.. de uno de padre, me pone en una insospechada situación, yo que tan solo ayer le escribía a eternos amores platónicos, hoy veo con algo de pánico esta remota, pero cierta posibilidad.

La última y principal reflexión alumbrada de esta insólita petición es el observar mi miedo, mi pánico a la posibilidad de emparejarme nuevamente. Si el miedo solo nace del ego, ¿que tema pendiente tiene mi ego con las relaciones?, ¿a qué le temo? En este estado de observación de mí, de ser testigo imparcial de mi mismo, sin juicios solo observando, como señala Gürdieff, me encuentro cada vez con más preguntas que no deseo responder. De palabras digo no negarme a nada, (salvo…. algunas excepciones) pero al mirarme hacia el interior veo con algún asomo de tristeza y sorpresa, que efectivamente estoy bloqueado respecto a las relaciones amorosas… y para ser sincero a las relaciones en general, he reducido drásticamente mi vida social, que en otros tiempos era de abultadas agendas, he dejado de ver amigos, he dejado de hacer nuevos, ya no contesto ni siquiera el teléfono, a veces cuando mi ánimo anda muy en alto me atrevo a aceptar alguna llamada, pero cada vez pasa menos, y con este “quinto camino” mis intenciones comunicacionales están bastante satisfechas. Entre Narices, mi perrita, antigua indigente; Gato, mi esquivo gato; mis peces y mi hermoso Gabriel, vivo mi vida. Me entretengo sembrando pasto, cultivando hortalizas, leyendo… si hasta al cine voy poco… y eso si que es ya mucho decir.

Al parecer, en mi próxima sesión terapéutica con María “Pucherito” Pastora, el tema de mi cuore necesariamente deberá formar parte del acta de reunión.

miércoles, noviembre 02, 2005

Desencuentros en armonía


Hace ya un tiempo, algo más de un par de lustros, literalmente caí rendido a los pies de una dama. Rendido en la sin razón de una batalla sin victorias, sin ganadores ni derrotados, solo compuesta de espectadores, observadores pacíficos de una pantalla plana muy semejante a una vida real.

Por ahí ciertos momentos, breves espacios de historia, unidos a la contingencia del aquí y ahora, me provocan compartir con todos (o con nadie, como ya bien lo saben) mis actuales sensaciones, que de historia tienen tanto, como los recuerdos, del mañana.

Aparecen como misterios, estas ideas ilusorias; que hoy para mi, son menester transcribir: a simple modo de catarsis, solamente para la expiación de mis culpas, tan solo para mi propio y doloroso regocijo.

Una vez más y como siempre o casi siempre, mi auto-identificación con ego y mente, me llevan a realizar obscuros actos de magia poética o simples intentos de ella, para matarme a mi mismo, para transmutar mi propia muerte en actos llenos de vida y abordar por asalto ese espacio infinito que llamamos libertad.


Cómo no enamorarme de esos suaves pies descalzos
Cómo no deslumbrarme de su austero porte de reina
De su andar desgarbado
De sus tiernos ojos rudos
De su mirada inteligente
De su búsqueda infinita

Cómo no recordar el tierno tacto de sus pies mojados
Cómo no sufrir del gozo de su diario recuerdo
Del eterno devenir de coincidencias
Del mágico andar de este destino,
Del lindo compañerismo de sus ruidos
De su cara en mis mágicos caminos

Cómo no evocar edificios de escritores impunes
En tiempos de mojada juventud
Cómo no sufrir los estrictos modos de esta vida
Que nos une y nos separa
Que nos levanta y nos revienta,
en rauda y feroz caída.
Que nos construye y nos destruye,
Con leves soplos de ilusión.

Cómo no añorar la ternura de las caricias
Que inocentes fluyeron sin recuerdos
Cómo no ansiar sus diarias atenciones
La prestancia hermosa de su presencia cotidiana

Aquí y ahora, en el no lugar de la eternidad
Me encuentro en despedidas de encuentros irreales
Imaginarios, etéreos
En la certeza de cariños ajenos
En memorias amnésicas de vida
La de cósmicos desencuentros
La de espacios sin pasión
La de armónicas melancolías

Donde la ternura y las historias
Se funden en un tibio vaivén de sensaciones,
Cuando los espacios son otros,
Y los juicios personales
Son cadenas que encarcelan y limitan
La libre celebración
De la aventura viva de la vida.

Hoy entonces,
me desprendo de mis juicios
Y prejuicios
De esperanzas y temores
De cuentos e ilusiones
Y me levanto aquí tendido… rendido
Ante la victoria misma de esta vida
Que de ti me separa nuevamente
Sin nunca antes habernos reunido.