Me ha pasado que este último tiempo, llámese dos semanas, luego de escribir cada post para este mi “quinto camino”, termino modificándolo a tal punto, que ya luego no me quedan ganas de publicarlo. Normalmente mis textos son vivenciales o basados en las reflexiones que me hago a diario, por lo que observo que mis días no han estado tan “entretenidos” y que mis reflexiones están siendo menos reflexivas... Como que de una u otra forma me he sorprendido quejándome por mis carencias, por mis necesidades.
Sin embargo, de mis llantos y de mi visión de vasos medios vacíos, de mi sesgado enfoque en mis anhelos y expectativas, me ha quedado, solo una gran reflexión “digna” (según mi ego) de poner en este espacio: “El fantasma de la libertad, base de la armonía”.
Muchos años hace que conocí de
Don Luis Buñuel, ídolo cinematográfico de todos los tiempos y mío particular desde la primera vez que vi algo de su extensa e intensa obra: “El Fantasma de la Libertad”, obra surrealista resumible conceptualmente (nunca respecto de las sensaciones, que en esta película son muy intensas) en: “soy totalmente libre dentro de mi prisión”, frase para el bronce descubierta o recopilada, por un gran “no-pensador” de este tiempo, el inventor Sr. Cantele, compañero y amigo de muchos años. La cual me dio a entender que siempre nuestra mente nos limita, y la libertad como tal, es solo un concepto absoluto que nunca es posible vivenciar de modo real. Siempre me imaginé la libertad como un concepto relativo y evidentemente limitado por los espacios de la mente, o libre solamente dentro de los espacios que la mente le entrega.
Con el paso de la vida, los años y las historias, mi idea de libertad ha cambiado bastante y ahora creo que ese fantasma de la libertad no es tan fantasmal, si no muy vivencial, muy real y plausible, solo que se esconde o es escondido por la mente. Ella intenta limitarlo, aprisionarlo, de modo que (esta pequeña mente) sienta que mantiene el control; hoy estoy plenamente convencido que la libertad es un derecho el cual muy pocos estamos dispuestos a aceptar. Con los años me he convencido que la libertad es una opción, que normalmente no tomamos en la medida que así, nuestra infelicidad o desarmonía depende de otros y no es solo nuestra responsabilidad; que tristeza entender o convencerse que somos o estamos tristes (o amargados) solo por decisión nuestra... siempre es mejor y más “liberador” el responsabilizar a otros seres, otros eventos, al mismo Dios, que nuestra vida es una completa miseria.
Por ejemplo, Gandhi dijo: “sólo hay amos donde hay esclavos”. Para mi ser esclavo es una elección, ya que si prefieres la esclavitud a la muerte, lo que realmente quieres es vivir y finalmente aún en esclavitud, estás haciendo lo que quieres... vivir. Casos como los del mismo Jesús, Mahatma o Sócrates, donde se elige la muerte antes que ser esclavo, son una muestra del mismo hecho: siempre es posible elegir, somos libres.
Otro caso más cotidiano, un amigo me dice:
- Estoy obligado a trabajar todos los días desde la mañana, y lo que yo quisiera es irme un par de semanas al Caribe.
- Si quieres viajar al Caribe, compra unos paquetes turísticos y te largas, que tanto problema – disparé.
- Pero es que no tengo plata - dice muy convencido de su auto-impuesta situación.
- Pide un préstamo, con tu renta y tu título, seguro te lo dan de una; si hoy por hoy, la plata está barata...
- Pero es que no puedo dejar el trabajo, luego como alimento la familia - sigue en su empeño.
- Pero entonces te pides unas vacaciones- comenté.
- Es que no tengo hasta el otro año y me quiero ir ahora a descansar.
- Entonces renuncias y vendes el auto y te vas con la familia, luego consigues otro trabajo.
- Pero entonces quedaré sin nada seguro, no sabré que hacer cuando termine mis vacaciones y realmente no sería un descanso.
- ¿Ves? Entonces, ¿qué quieres realmente?, ¿tener un trabajo bueno y seguro con que alimentar a tu familia y tener cierta estabilidad? o ¿irte al Caribe dos semanas a tomar el sol?
Su silencio e intentos por volver a justificarse le hicieron finalmente hasta molestarse conmigo, ya que según él, yo hablaba por hablar y por encontrale la quinta pata al gato, cuando realmente nunca es posible hacer lo que uno quiere. Para él, de alguna manera yo me convenzo de lo que puedo y eso lo adapto a lo que quiero, y con eso me creo una fantasía mental que me deja feliz, pero feliz en la mentira, por que no es posible hacer lo que uno quiere.
Para mí, si se quiere, siempre hay otro camino más liberador; en los casos más límites, la muerte también es un camino, una opción, que aceptada conscientemente puede ser un gran portal a la iluminación.
Hoy me creo libre y responsable de mi felicidad, y cuando estos pequeños atisbos de desarmonía aparecen como brotes en el campo, vuelvo a los “Cuatro Acuerdos” de Ruiz, al noble “Óctuple Sendero” del Buda, al autoconocimiento: a verme realmente como soy.
El conocerse realmente, creo, es la base fundamental para la auto-transformación. Del conocimiento honesto de uno mismo, nace como un manantial el que saberse libre es la base para la armonía; el comprender el “libre albedrío” del que disponemos, es la clave para vivir la felicidad o con esfuerzo intentar alcanzarla.