martes, enero 31, 2006

Para vos....


Hoy tengo una soledad tan concurrida, que se agolpan al galope, los sentimentos de otros...
que sin duda nacen para vos y esta vez Juan Gelman, te saluda con mi amor:

EL JUEGO EN QUE ANDAMOS

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

NOTA I

te nombraré veces y veces.
me acostaré con vos noche y día.
noches y días con vos.
me ensuciaré cogiendo con tu sombra.
te mostraré mi rabioso corazón.
te pisaré loco de furia.
te mataré los pedacitos.
te mataré una con paco.
otro lo mato con rodolfo.
con haroldo te mato un pedacito más.
te mataré con mi hijo en la mano.
y con el hijo de mi hijo/ muertito.
voy a venir con diana y te mataré.
voy a venir con jote y te mataré.
te voy a matar/derrota.
nunca me faltará un rostro amado para matarte otra vez.
vivo o muerto/un rostro amado.
hasta que mueras/ dolida como estás/ya lo sé.
te voy a matar/yo te voy a matar.


COSTUMBRES

no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal


LA SECRETA DULZURA DEL DOLOR...

la secreta dulzura del dolores transparencia
sale de la furiosa resignación del sueñ
suena en la boca del perdido en su origen
en surumor de existencia quel e clava la cabeza al gran espanto
al doble andar
al doble hilo
a la no verdad del estar como no estar
el vuelo torpe que los cría
lo que rompe la luz
memoria confusa por sus números
pecho que dura como huella
la nada que te ama

PRESENCIA DEL OTOÑO

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo él que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

lunes, enero 30, 2006

Los V extraños hábitos de Rodrigo Z.

A Laura Atlántica y su entretenida idea...

Que más puedo hacer si todas las señales, como los caminos, me conducen hasta lo mismo y el tema de los hábitos, conscientes o de los otros, no ha cesado de hablarme acerca de escribir estas letras.

Como estos hábitos han de ser extraños, pero yo soy un tío extraño, consignaré algunos que me parecen algo más particulares:

I. Acostumbro a meditar, este hábito (que no hace al monje) es quizás el más extraño de todos los que tengo; ya que no nace de una necesidad y no tiene un resultado, no puedo explicarlo y siempre asoma algo más allá de mí.

II. Suelo prender la tele solamente para conciliar el sueño, ya que me aburro soberanamente con ella. Al revés de los cristianos, si tomo un libro me desvelo en el afán de leerlo por completo, por eso a pesar que mi velador siempre cuenta con un par de hojas empastadas, cuando creo que es hora de dormir (no soy de mucho dormir y tengo que esforzarme por cerrarle los ojos al sueño) prendo la tele, me aburro y me duermo, nunca con la tele prendida ya que si de mañas hablo, mis mañas para dormir son todo un tema a tratar.

III. Trato de andar en cueros tanto como me sea posible, de poner los pies desnudos en la tierra, el pasto o las piedras. En mi casa, siempre que no moleste a nadie, (que pasa poco, ya que Gabriel disfruta del nudismo tanto como yo y mi perra no tiene ese tipo de pudores) ando a lo más con una toalla. No uso piyamas ni siquiera en invierno. En verdad soy de muy poco ropa, y mi clóset lo puede confirmar.

IV. Siempre leo más de un libro a la vez. Esa manía o maña la generá hace ya tanto tiempo, que es parte de mis costumbres y lo hago para que me duren, por que de normalmente los termino muy rápido (en la lectura soy muy voraz) y la “depresión post parto” llega demasiado pronto.

V. Tengo una maña por el té. Al que considero mi bebida favorita, verde, negro, rojo, de montes, de limón, con canela, a la bergamota, chino, del himalaya, Supremo, “Samba”, en bolsa o preparado, en polvo o en hojas; caliente o helado. En mis momentos de relajo, lectura o reflexión (de preferencia solitario), preparo mi taza de infusiones y disfruto con armonía el intenso sabor de un “tesito”.

(VI. me encanta hablar con desconocidos, mientras más diferentes parezcan más divertido descubrirlos. Me encanta, por ejemplo, hablar con mormones o testigos de jehová, normalmente hasta les invito un tesito, pero finalmente siempre se aburren y pasan solo un par de veces.....)

lunes, enero 23, 2006

Rosas a los Cerdos: o la magia de dar por amor


Muchas veces he vuelto en este tema, he repasado en mi corazón o re-cordado (como Don José indirectamente me “recordó” hoy) el tópico de darles rosas a los cerdos, de arrojarles perlas en su asqueroso barro; y tantas veces como he recogido la idea, he revalidado mi humilde visión de esta frase: la cual me parece uno de los dichos más egóticos de que tengo memoria.

Primero está la calificación peyorativa del cerdo, que apunta básicamente a su incapacidad de apreciar la diferencia entre la mierda y las perlas, entre el barro y las rosas, situación que para mí, chancho recalcitrante, aparece al menos cuestionable. Los chanchos son los seres vivos (no primates), con el aparato intestinal más similar a los humanos y por ello, muy probablemente su capacidad de discriminar los diferentes sabores ha de ser muy similar a la humana, y de seguro incluso con mayor sensibilidad (los animales siempre están un paso más allá que los humanos, en los aspectos puramente sensoriales). Por otro lado la capacidad de apreciar tal o cual evento, situación o fenómeno, es inherente a todos lo seres, y es solo “la pequeña mente” la que califica y jerarquiza la validez de cada una de estas apreciaciones.

En este contexto para un futbolista, sería imposible “apreciar” una acción del arte conceptual actual, ya que éste es un cerdo que solo trabaja su cuerpo y no emitirá una “opinión válida” al respecto del arte; para mí, si él solo dice que es “raro” o incluso si guarda silencio, son sus propias apreciaciones y son tan valorables como la del más experto crítico contemporáneo. Para un actor, por ejemplo, podríamos decir que es imposible apreciar la belleza de un teorema matemático, ya que él solo vive en la subjetividad del arte y es incapaz de erigir validamente una apreciación matemática del mundo; yo científico, creo lo contrario.

Luego, está el hecho de pensar que se “desperdician” las rosas al entregárselas a cerdos. Que las piedras preciosas se pierden si no están estratégicamente ubicada en el cuello de una hermosa mujer, que los “manjares” se botan si no los comen experimentados, notables y nobles comenzales, que puedan “valorar” lo que se está comiendo. Que no es posible que una perla siga siendo bella, inmersa en un chiquero de marranos. Que si no está el ser “apropiado”, el mensaje carece de sentido. ¿Qué cosa que se entrega con el corazón es un desperdicio?, ¿fue acaso un desperdicio la vida del “Ruiseñor” en el cuento de Oscar Wilde?.

Quien se puede atribuir la prerrogativa de determinar cuan apropiado resulta tal o cual destinatario para los mensajes (o perlas) que se lanzan al espacio. Si el amor hay que entregarlo sin esperar a quien llega, como guardar este tesoro solo para los “apropiados”; para mí el tesoro se entrega y cada cual, según sus capacidades, intenciones y actitudes le da el valor que estima conveniente. Por ello para un indio, una cuenta de vidrio puede ser un gran tesoro, o para un isleño, un plato de arroz puede ser más valioso que una langosta.

Pero hemos de distinguir el mensaje en sí, del mensaje que queda en cada retina que lo lee. Hay que diferenciar entre las rosas y el sabor que pueda generar en un ser en particular. El mensaje hay que entregarlo como un acto de amor, y solo queda que al lector, (receptor – cerdo), esta idea le haga sentido y prenda en él alguna emoción, sensación, lección u opinión, que de a poco le ayude a abrir los ojos; pero este “clic”, este “darse cuenta” siempre está más allá de nosotros y que el cerdo entienda (lo que sea que entienda, no lo que nosotros quisiéramos que entendiese) es parte de un acto de magia universal de la cual escapamos totalmente.

Para mí, no hemos de limitar nuestras entregas, realmente no importa a quien le llegue, lo importante es que los mensajes sean de buena fe, y provengan de la conciencia, que realmente sean rosas, sean perlas, sean rubíes... verdaderos diamantes. Que nuestros discursos, nuestras ideas, nuestras opiniones, nuestro amor, nuestros gestos de cariño, nuestros actos provengan directo del corazón, y se entreguen sin importar a quien llegan realmente. Cuando nuestras acciones provienen de la conciencia del corazón, dichos como “dar la otra mejilla” cobran verdadero sentido y así le entrego mi amor hasta a mi propio enemigo. Cuando actuamos guiados por la magia del amor, entregamos con respeto y cariño rosas a los cerdos, poesías a los militares, camarones a los indigentes; y solo queda esperar que tengan “un muy buen provecho” (sea éste el que sea).

“Yo nunca equivoco el camino, por que solo ando por amor a los pasos”
A. Jodorowsky.

miércoles, enero 18, 2006

Ese Fantasma de la libertad

Me ha pasado que este último tiempo, llámese dos semanas, luego de escribir cada post para este mi “quinto camino”, termino modificándolo a tal punto, que ya luego no me quedan ganas de publicarlo. Normalmente mis textos son vivenciales o basados en las reflexiones que me hago a diario, por lo que observo que mis días no han estado tan “entretenidos” y que mis reflexiones están siendo menos reflexivas... Como que de una u otra forma me he sorprendido quejándome por mis carencias, por mis necesidades.

Sin embargo, de mis llantos y de mi visión de vasos medios vacíos, de mi sesgado enfoque en mis anhelos y expectativas, me ha quedado, solo una gran reflexión “digna” (según mi ego) de poner en este espacio: “El fantasma de la libertad, base de la armonía”.

Muchos años hace que conocí de Don Luis Buñuel, ídolo cinematográfico de todos los tiempos y mío particular desde la primera vez que vi algo de su extensa e intensa obra: “El Fantasma de la Libertad”, obra surrealista resumible conceptualmente (nunca respecto de las sensaciones, que en esta película son muy intensas) en: “soy totalmente libre dentro de mi prisión”, frase para el bronce descubierta o recopilada, por un gran “no-pensador” de este tiempo, el inventor Sr. Cantele, compañero y amigo de muchos años. La cual me dio a entender que siempre nuestra mente nos limita, y la libertad como tal, es solo un concepto absoluto que nunca es posible vivenciar de modo real. Siempre me imaginé la libertad como un concepto relativo y evidentemente limitado por los espacios de la mente, o libre solamente dentro de los espacios que la mente le entrega.

Con el paso de la vida, los años y las historias, mi idea de libertad ha cambiado bastante y ahora creo que ese fantasma de la libertad no es tan fantasmal, si no muy vivencial, muy real y plausible, solo que se esconde o es escondido por la mente. Ella intenta limitarlo, aprisionarlo, de modo que (esta pequeña mente) sienta que mantiene el control; hoy estoy plenamente convencido que la libertad es un derecho el cual muy pocos estamos dispuestos a aceptar. Con los años me he convencido que la libertad es una opción, que normalmente no tomamos en la medida que así, nuestra infelicidad o desarmonía depende de otros y no es solo nuestra responsabilidad; que tristeza entender o convencerse que somos o estamos tristes (o amargados) solo por decisión nuestra... siempre es mejor y más “liberador” el responsabilizar a otros seres, otros eventos, al mismo Dios, que nuestra vida es una completa miseria.

Por ejemplo, Gandhi dijo: “sólo hay amos donde hay esclavos”. Para mi ser esclavo es una elección, ya que si prefieres la esclavitud a la muerte, lo que realmente quieres es vivir y finalmente aún en esclavitud, estás haciendo lo que quieres... vivir. Casos como los del mismo Jesús, Mahatma o Sócrates, donde se elige la muerte antes que ser esclavo, son una muestra del mismo hecho: siempre es posible elegir, somos libres.

Otro caso más cotidiano, un amigo me dice:

- Estoy obligado a trabajar todos los días desde la mañana, y lo que yo quisiera es irme un par de semanas al Caribe.
- Si quieres viajar al Caribe, compra unos paquetes turísticos y te largas, que tanto problema – disparé.
- Pero es que no tengo plata - dice muy convencido de su auto-impuesta situación.
- Pide un préstamo, con tu renta y tu título, seguro te lo dan de una; si hoy por hoy, la plata está barata...
- Pero es que no puedo dejar el trabajo, luego como alimento la familia - sigue en su empeño.
- Pero entonces te pides unas vacaciones- comenté.
- Es que no tengo hasta el otro año y me quiero ir ahora a descansar.
- Entonces renuncias y vendes el auto y te vas con la familia, luego consigues otro trabajo.
- Pero entonces quedaré sin nada seguro, no sabré que hacer cuando termine mis vacaciones y realmente no sería un descanso.
- ¿Ves? Entonces, ¿qué quieres realmente?, ¿tener un trabajo bueno y seguro con que alimentar a tu familia y tener cierta estabilidad? o ¿irte al Caribe dos semanas a tomar el sol?

Su silencio e intentos por volver a justificarse le hicieron finalmente hasta molestarse conmigo, ya que según él, yo hablaba por hablar y por encontrale la quinta pata al gato, cuando realmente nunca es posible hacer lo que uno quiere. Para él, de alguna manera yo me convenzo de lo que puedo y eso lo adapto a lo que quiero, y con eso me creo una fantasía mental que me deja feliz, pero feliz en la mentira, por que no es posible hacer lo que uno quiere.

Para mí, si se quiere, siempre hay otro camino más liberador; en los casos más límites, la muerte también es un camino, una opción, que aceptada conscientemente puede ser un gran portal a la iluminación.

Hoy me creo libre y responsable de mi felicidad, y cuando estos pequeños atisbos de desarmonía aparecen como brotes en el campo, vuelvo a los “Cuatro Acuerdos” de Ruiz, al noble “Óctuple Sendero” del Buda, al autoconocimiento: a verme realmente como soy.

El conocerse realmente, creo, es la base fundamental para la auto-transformación. Del conocimiento honesto de uno mismo, nace como un manantial el que saberse libre es la base para la armonía; el comprender el “libre albedrío” del que disponemos, es la clave para vivir la felicidad o con esfuerzo intentar alcanzarla.

lunes, enero 09, 2006

De cumpleaños

Fue como raro el inicio de semana, ella estaba a punto de dar a luz y yo había pedido unos días para el evento que tanto esperamos, fue un embarazo de casi 14 meses; complicado, con eventos no deseados, con mucho terreno y lejanías, más de un año estuvimos en el proceso de embarazo, mas ese lunes por la tarde comenzaron los primeros dolores importantes. Ella siempre fue y sigue siendo muy resistente a los dolores del cuerpo, (por eso nunca entendí su miedo a la actividad física) así que con muy poco aspaviento pasó gran parte de la noche entre el baño y la cama, yo a medio sueño solo contemplé, escuché y dormí.

Ya a eso de las 6:00 de la mañana, entendimos que hoy era el día, martes 9 de enero de 2001, postrimerías del año del dragón, época ideal para traer un niño al mundo, para ser, tal como él mismo lo eligió, su portal de ingreso a esta tierra.

Alrededor de las 7:00 hrs., llamanos a la matrona, esposa de “nuestro” ginecólogo, para que coordinara los pasos a seguir en cuanto llegáramos a la clínica. Cuando llegamos allá, nos asignaron una linda habitación y esperamos, con algo de impaciencia la llegada de la matrona. Una vez conocidos los pasos: espera de dilatación, trabajo de pre-parto y alumbramiento, algo nos tranquilizamos y comenzamos el proceso.

A eso de las 10:00 hrs. se inició el trabajo de pre-parto, que según recuerdo fue bastante intenso, mucho dolor, algunos problemas, los que finalmente impusieron un alumbramiento de súbito. Producto de la epidural, el bebé comenzó a tener complicaciones y sus latidos y presión sanguínea bajaron del nivel aceptable, por lo que la decisión fue perentoria: había que sacarlo a la luz.

Entre el nerviosismo y la ansiedad, esperé que ella fuera sacada del área de trabajo de pre-parto, y me fui hasta la sala de cambio, para ponerme un uniforme verde esterilizado, con el que es necesario entrar al quirófano. Lento, torpe, nervioso, me tardé al menos el doble del tiempo que tardó el doctor, y cuando llegué a la sala, la madre estaba en posición y tres seres enmascarados nos daban con las máscaras un recibimiento extraterrestre para esta actividad tan terrenal.

La verdad del tiempo desde la 10:00 hrs. no supe mucho, fue todo como un sueño, (como matrix: “no sabrás si es de día o de noche”... situación que se extendió luego, por algo más de un mes) , por ahí el sándwich de rigor, marco algo cercano a las 14:00; pero en la sala misma de operaciones no creo haber estado más de 10 minutos, 15 a lo sumo. De hecho, dentro del quirófano no alcancé a nada y de súbito luego de que un voluminoso enmascarado subiera literalmente sobre el vientre de la madre, apareció como por acto de magia, igual que cuando el conejo sale del sombrero del mago, un inmenso niño blanco... asomando su humanidad a eso de las 15:35 hrs de chile continental.

Mi misión, preconcebida y acordada entre las partes, era mantenerme cerca de Gabriel, hasta que fuera debida y correctamente rotulado, y hasta que pudiera constatar que luego del examen de rigor, se presentaba como un niño normal. De talla grande 52.5 cm y un importante peso, 3.850 gr. Gabriel nación dejando un reguero de orina entre las auxiliares que lo revisaban y con una pequeña marca del fórceps, utilizado como herramienta de asistencia, en su carita. Un Abgar de 9.5, excelente para niños nacidos en parto natural y una avidez por los pechos maternos, marcaron el fin del mágico proceso del nacimiento, que culminó con el merecido descanso de los tres (más cansados ellos dos) luego de 10 horas de intensas experiencias de vida.

La marca en su cara desapareció a los pocos días de nacido, la clínica en la que nació quebró hace un par de años, junto con toda la cadena asociada. El año del dragón se fue al mes de su nacimiento; los pañales y los andadores, se fueron hace unos años ya. Ya no estoy más con la madre, mas siempre con mi niño.

Como ven, hoy estoy de cumpleaños, hace exactamente 5 años, soy papá¡¡

martes, enero 03, 2006

Festividades: expectativas y aprendizajes.



Por ahí, con los años y con algo de eso que llaman madurez, he revisado y asimilado bastante el tema de las expectativas: todo un “hit-ideológico” desde hace ya unos 5 años. En medio de crisis existenciales (o de expectativas), entendí que preconcebir ideas acerca del curso de las cosas e incluso esperar resultados en base a merecimientos, comportamientos o alguna suerte de justicia divina, necesariamente lleva a la infelicidad, de una u otra forma, aprendí por mi mismo, la segunda noble verdad.

Sintomáticamente desde hace ya unos buenos años las festividades de año nuevo (y muchas otras en general, para ser honesto) han sido motivo de “sufrimiento”. Recuerdo el año 2000, cuando planifiqué casi dos semanas el “carrete” correspondiente, que sin mayores inconvenientes se vino al piso tan solo un par de horas antes de la celebración. Desde entonces casi todos los años han tenido “pequeños imponderables” que han hecho de las celebraciones, momentos más bien para olvidar que para otra cosa.

Sin ir más lejos, el año pasado, soltero formalmente por primera vez desde 13 años, con dinero disponible, auto todavía en mi poder, mi hijo en casa de sus abuelos maternos fuera de santiago, departamento solo, y toda mi gran disposición a la juerga, no fueron suficientes para una buena velada y a eso de las 4 de la madrugada estaba en mi cama (solo ¡), lúcido y sin sueño, pateando la perra de mi mala suerte o poco acertada elección del evento festivo en esa fecha.

Hace solo una semana atrás, planificaba la cena de año nuevo en mi casa, convoqué a mis padres, de paso por santiago, a mi hermano y su familia, a mi tía regalona, todos los cuales sumados a Gabriel, formaban el marco perfecto para un “familión” de fin de año. Desestimé otros planes, eludí invitaciones, no busqué fiestas ni eventos masivos, y orienté mis expectativas hacia un ordenado fin de año en casa.

Tan solo el jueves casi de madrugada me enteré que unívocamente y a su arbitrio mi cónyuge (ex-pareja) había decidido llevarse a Gabriel nuevamente este año a pasar estos días con sus abuelos fuera de la capital (tema aun pendiente de discutir…..). Como el llamado lo recibí algo tarde, par ser sincero me vine a enterar realmente de las implicancias emocionales, solo el viernes por la mañana. Mi gran razón de permanecer tranquilo en casa era que pensaba pasar un año nuevo con mi retoño, en un quitado de bulla ambiente familiar, mis padres y mi hermano, son muy lejanos a la fiesta y esta velada tendía necesariamente al abrazo y la cama (esta vez con Gabriel).

Luego, en mi tristeza por mi expectativa truncada, comencé a sopesar las repercusiones de no estar con Gabriel. Mi interés por permanecer tranquilo en casa, se fue lentamente desvaneciendo y mi templanza para asumir la cancelación de la cena en mi casa fue, también lentamente, aumentando. El mismo viernes por la tarde, cuando había decidido enfrentar a la familia para decirles de mi decisión de cancelar el evento festivo en mi hogar; al llegar a casa, me encuentro con que mis padres, de visita en casa de mi hermano, luego de una cruenta lid con mi cuñada, habían evaluado el abandonar dicha casa, no asistir a mi convocatoria y volver a su casa de campo a pasar un año nuevo solos sin la presencia de su “no-era”, más bien llamada mi cuñada.
Entonces vi que el mundo me quería decir algo….., mas a las 17 horas del viernes pensé que mis planes de sumarme a un evento donde algún conocido acompañase mi humilde soledad eran casi nulos. Mi partner, de viaje a la playa con su “amiga” (ex-señora), de primera me señaló de sus planes en compañía y como el violín no se me da muy bien, pensé en tocar otra puerta; un par de correos, a amigos que no contestaron el teléfono fue un desesperado intento por sumarme a las festividades en compañía (consideraba patético salir solo a “carretear” en estas fechas), correos de los cuales aún hoy no tengo respuesta. Luego casi en la puerta de mi casa, y con grandes aprensiones, llamé a una amiga, que tenía planes ya hechos, para mi desconocidos, los que ante mis desconocimiento (normalmente soy muy poco preguntón) rangeaban desde una festividad cuasi familiar, hasta una romántica velada con su “pinche” (como ella de dice). Finalmente y para mi suerte, todo el rango que supuse tendría ella dentro de su planificación estaba fuera de lugar, y su respuesta fue muy motivadora, tanto que desde este llamado emprendí anímicamente un viaje hacia el puerto principal: ella celebraba en Valparaíso.

Pequeños escollos fácilmente eludidos como la falta de locomoción hacia la costa o dinero efectivo con el que contar, fueron hechos que se sumaron con fuerza a mi convicción de ir por “el camino correcto”.

Sin planes preconcebidos me arrimé aun grupo de 7 chicas muy guapas, hecho absolutamente inédito en mi ajetreada historia, que solidariamente compartieron sus alegrías conmigo en estas fechas; con una agenda programada de muy buen nivel, una cena excelente, fuegos de artificio (los mejores de Sudamérica…) y una fiesta tecno-trans-tropical de última generación a orilla de mar en un ambiente paradisíaco, coronaron una noche, o más bien una jornada, que hace años soñé con tener.

Este año nuevo comenzó con sonrisas de buena gana, continuó con bailes y suertes por montones, alegrías, gratas sensaciones, resacas armónicas y festivos viajes. Conocí gente linda, chicas guapas, ambientes nuevos y novedosos espacios.

Este año nuevo, que de nuevo tiene tanto como cada amanecer, comenzó con el pie derecho en fiesta alegrías y amaneceres.